Es mejor enseñar a pescar que regalar pescados, considera Eugenio Herrera Nuño, representante de la asociación civil ¿México, cómo vamos...
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Es mejor enseñar a pescar que regalar pescados, considera Eugenio Herrera Nuño, representante de la asociación civil ¿México, cómo vamos? |
Más que programas asistencialistas y ampliación de recursos para dar
atención a las familias que se encuentran en niveles de pobreza elevados, sería
conveniente retomar acciones en materia de educación, impartición de oficios y
culturales, que de alguna manera podría apoyar a que la gente piense en el
autoempleo cuando carece de trabajo asalariado.
Así lo consideró el representante en la entidad del Observatorio
Ciudadano “México Cómo Vamos?, Eugenio Herrera Nuño, al participar en el
Encuentro de Empresarios, líderes sociales y jerarcas de la Iglesia Católica,
en donde el tema central fue la pobreza.
Entrevistado previamente comentó que la pobreza y los rezagos van muy de
la mano y son parte de una realidad que se ha generalizado principalmente en
asentamientos irregularidades y localidades dispersas o bien, en hogares en
donde la preparación académica es mínima.
Ante esto, comentó que es pertinente que se aborde el asunto desde la
educación y la capacitación, pues no todo se resuelve con las dádivas ni las despensas,
“hay que promover las capacidades de la gente, cuidar su alimentación, peso y
promover qué servicios pueden ofrecer ellos, inclusive en su mismo vecindario”.
La idea pues, es recuperar la impartición de oficios desde la educación
básica, así como fue hace aproximadamente tres décadas, cuando como parte de la
instrucción escolar se impartían algunos oficios y manualidades, pero que con
el cambio generacional se observa que ahora eso ha pasado a último término y
los niños y adolescentes no tienen esa instrucción, “antes nos enseñaban
oficios y eso de alguna manera ayudaba a la gente cuando no tenía empleo, pues
al saber hacer algo, buscaba trabajo por su cuenta y tenía ingresos”.
Se da el caso que en la actualidad los niños y jóvenes van a la escuela,
pero no tienen un aprendizaje adicional, “al perderse los oficios, también se
perdieron los empleos que se daban en el ambiente doméstico y que permitían de
alguna manera, resolver necesidades familiares”.
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