DOS MAS DOS JAMÁS SERÁN TRES.


Por Mtro. en C. Sadi Kuri


Hace unos días hubo dos acontecimientos que demostraron el músculo del Presidente de la República. El primero de ellos fue el nombramiento del General Luis Rodríguez Bucio como Comandante de la Guardia Nacional.

Su hoja de vida resulta interesante y al parecer su trayectoria intachable. Junto con él, se nombró, como representante de la SEDENA al General Xicoténcatl de Asolohua Núñez, como representante de la SEMAT al Almirante Gabriel García Chávez y como representante de la Policía Federal Preventiva a la Comisaria Patricia Rosalinda Trujillo Mariel, ésta última cuenta con 12 Doctorados, 2 de ellos en Ciencias Pedagógicas cursados en el Instituto Superior “Enrique José Varona en La Habana, Cuba; y otro en Filosofía, cursado en el Ateneo Filosófico,  los otros 9 doctorados son honoris causa. En síntesis, la operación de la Guardia Nacional estará en manos de militares.

De nada sirvió todo el cabildeo y las discusiones que se llevaron a cabo para que la Guardia Nacional estuviera en manos de civiles, peor aún, de nada sirve lo que el artículo 21º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ORDENA, al final se hará como ordena el Señor Presidente, tan es así, que de un plumazo a través de un memorándum destrozo lo que la Carta Magna ordena.

Si bien es cierto que la Guardia Nacional depende de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, y que el titular de ésta es un civil, también es cierto que al cabo de 4 meses el Secretario Durazo ha demostrado ser incompetente para el puesto. No ha podido operar una estrategia que reduzca los índices de violencia.

También es cierto que la administración de Peña Nieto entregó un país colapsado en materia de seguridad pública, como muestra de lo anterior está el robo de hidrocarburos el cual llegó a cifras descomunales.

El problema fue que el actual gobierno federal, cuando estaba en campaña juró y perjuró que para diciembre el problema del robo de hidrocarburos iba desaparecer, la realidad fue otra.

No imagino a los Generales Rodríguez Bucio o de Azholua Núñez o al Almirante García Chávez obedeciendo ordenes de un civil, y además de un civil que desconoce la materia. Caso contrario a la Doctora Trujillo Mariel, su formación es distinta a la de los militares.

En la práctica, en la vida real, en el día a día, en la operación de las estrategias en materia de seguridad publica, los militares obedecen a militares. El rango, la antigüedad y la jerarquía son las que mandan. Me parece complicado que el Secretario Durazo con una nula experiencia y formación académica en el tema de seguridad pública, pueda dar órdenes a un General que tiene mas de 45 años de carrera en la milicia, que cuenta con una sobrada formación académica nacional e internacional y que cuenta con una vasta experiencia en la operación. Con este escenario; ¿quién le acabará dando órdenes a quién?

A unas cuantas horas de haber nombrado a los funcionarios que comandaran a la Guardia Nacional, en su ya desgastada y tediosa “matutina”, el Presidente López Obrador fue abordado por Jorge Ramos, reportero mexicano que hace algunos años fue aplaudido por la manera en la que confrontó al Presidente Trump y ahora un sector de la población mexicana lo descalifica. Ramos cuestionó al Presidente por el espiral ascendente en las cifras de personas privadas de la vida de manera violenta en el país.

La realidad es que la actual administración recibió un país devastado por la violencia y que los índices de ésta sólo se comparan con aquellos países con conflictos armados. También es cierto que un problema como el de México no se resuelve en 4 meses, pero mas allá de las cifras y de los números redondos, los cuestionamientos de Ramos develaron una situación que preocupa; el Presidente cuestiona incluso hasta sus propias cifras; cuando Ramos le cuestionaba al Presidente respecto al asenso en el número de muertos, éste (el Presidente) le decía que sus cifras eran incorrectas, a lo que Ramos le contestó que las había obtenido del Sistema Nacional de Seguridad Pública, aún así López Obrador lo descalificó.

En un momento determinado el Presidente le pidió a Ramos que subiera a la tarima y que juntos vieran los números, y en un intento desesperado de descalificar a Ramos, al Presidente no le salieron las cuentas. DOS MÁS DOS NO JAMÁS SERÁN 3. Lo que verdaderamente preocupa son dos cuestiones, la primera; cuando el Presidente estaba en campaña, minimizaba el problema de la seguridad pública ya que la resolución de dicho problema siempre lo redujo al “si yo soy honesto, todos serán honestos, y al ser honestos todos no habrá inseguridad”, nunca hizo un planteamiento serio, organizado, estructurado, articulado, calendarizado y ejecutable de como resolvería el problema de la seguridad pública, el segundo problema es que sigue pensando como en el primer problema.


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