MÉXICO NO ES LA CAUSA, PERO SI EL EFECTO


Mtro. en C. Sadi Kuri 
12 de junio  2019


En días pasados y con motivo de la crisis migratoria por la que esta atravesando el país, el presidente Trump amenazó con aplicar una tarifa arancelaria del 5% a todos los productos mexicanos que ingresaran a la Unión Americana. Dicho arancel aumentaría gradualmente hasta llegar a un 25%.

Lo anterior ocasionó que una delegación mexicana, encabezada por el Canciller Marcelo Ebrard viajara a la Casa Blanca con la finalidad de llevar a cabo negociaciones para evitar la aplicación de dichos aranceles.

El viernes 7 de junio alrededor de las 19:00 (hora del centro de México) se anunció que el presidente Trump suspendía indefinidamente la aplicación del arancel. Lo anterior debido a las negociaciones que se habían llevado a cabo.

A la fecha no han quedado muy claras cuales fueron las negociaciones. Preocupa mucho lo Tweeteado el 10 de junio por el presidente Trump: We have fully signed and documented another very important part of the Immigration and Security deal with Mexico, one that the U.S. has been asking about getting for many years. It will be revealed in the not too distant future and will need a vote by Mexico’s Legislative body! (Hemos firmado y documentado otra parte muy importante del acuerdo de Inmigración y Seguridad con México, una que Estados Unidos se ha estado preguntando sobre como obtenerla durante muchos años. Será revelado en un futuro no muy lejano y necesitará una votación del cuerpo legislativo de México.)

¿Qué parte de la negociación requiere de la votación del “cuerpo legislativo de México”? Jurídicamente hablando, en temas de negociaciones internacionales se requiere de la votación del Poder Legislativo mexicano en dos situaciones; tratándose de Tratados Internacionales, en donde el Senado debe de ratificarlos, y; si como resultado de la negociación se tiene que crear, modificar o eliminar alguna ley, en este caso, será algún grupo parlamentario el encargado de presentar la iniciativa de ley.


Otros de los acuerdos tomados y que ha sido ampliamente difundido, es el envío de 6,000 elementos de la Guardia Nacional a la frontera sur. Apenas hace unas semanas se estaba votando la creación de la Guardia Nacional y pocos días después estaban en el mismo escenario las leyes secundarias. Nuevamente el gobierno federal se preocupa por resolver rápido los problemas sin trazar rutas críticas para su mejor resolución.

El tema migratorio es complicado “per se”. Su abordaje debe de atenderse desde una perspectiva transversal y multifactorial. El secretario Durazo ha repetido hasta el cansancio que la formación de los integrantes de la Guardia Nacional será homologada a la militar, ello lleva a la inequívoca conclusión que la Guardia Nacional tendrá una formación militarizada y por ende sus labores se llevarán a cabo como lo haría la milicia.

Por último se ha nombrado a un General para comandar las acciones de la Guardia Nacional en la frontera. En este orden de ideas; al enviar a 6,000 elementos de la Guardia Nacional a la frontera sur del país, mismos que han sido capacitados con principios y tácticas militares y ser dirigidos por un militar de alto rango, inequívocamente el gobierno federal está militarizando nuestra frontera.

Debe de quedar claro que la crisis migratoria no está siendo ocasionada por el Gobierno Mexicano. De ninguna manera. Los hombres, mujeres, niñas y niños que atraviesan el país vienen de Centro, Sudamérica, África y Asia. La mayor parte de Centro, y Sudamérica. Nuevamente el gobierno federal está desperdiciando una oportunidad histórica para erguirse como el líder latinoamericano; se podría aprovechar la plataforma que brinda la reunión del G-20.

Sentar a la mesa a Estados Unidos y a los países más poderosos del mundo para que en conjunto se desarrolle un proyecto económico en Centro América que coadyuve en la solución de la crisis por la que se atraviesa. Países como Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua reciben mucha ayuda internacional para solventar muchos de su problemas. Al día de hoy no hemos visto posicionamientos del malogrado Presidente Morales de Guatemala, o del recién electo Nayib Bukele de El Salvador pronunciándose respecto a las soluciones que están buscando para resolver la crisis. México es el paso obligado en esta ruta migratoria, no es la causa pero si el efecto.

En menos de 45 días se volverán a sentar las delegaciones de México y Estados Unidos para evaluar lo hecho por México. Si no se satisface al gobierno Norteamericano, seguramente volverá a arremeter en contra de México para que se convierta en un Tercer País Seguro, esto significa que cuando una persona ingrese a territorio Norteamericano y solicite asilo por cualquier causa, será deportado a territorio mexicano hasta que se resuelva su situación.

Habrá que analizar si esta situación no violenta acuerdos internacionales firmados por México y Estados Unidos. Siendo así, todo se resolvería fácilmente con un Memorándum signado por el Ejecutivo Federal. Así de fácil. 



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