Primer informe, no menos... Tercer Informe presidencial. Por Carlos Gutiérrez. 1 de septiembre 2019

Primer informe, no menos... Tercer Informe presidencial.  

Por Carlos Gutiérrez.

1 de septiembre 2019

En 45 tópicos, el primer presidente de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, reportó a los mexicanos, los principales logros atribuibles a su gestión en los primeros siete meses del año. Leyó un texto que se supone es el resumen del informe que más tarde entregaría al Congreso a través de su Secretaria de Gobernación.

Sin sorpresas y en un ambiente controlado y libre de interpelaciones e interrupciones, el Presidente leyó en una hora con 35 minutos, su mensaje, evadiendo detallar el estado que guarda la administración pública, como lo ordena el 69 constitucional, pues también evitó ir a la cámara, muy seguramente para evitarse cualquier molestia que le pudiera irritar, sabedores de su firme intolerancia.

Alejado de su pueblo sabio, hoy López Obrador, sin la solemnidad del caso, pues omitió usar la Banda Presidencial, como lo manda el 34 de la Ley sobre el Escudo, Himno y Bandera nacionales, que establece el 1 de septiembre como fecha obligatoria para usarla, justo para el informe, pero prefirió sentirse cómodo y leer un legajo de palabras y con pocos datos duros.

Partiendo de la premisa de que, ni todo está bien, ni todo está mal en el país, luego entonces, hubo de todo como en botica.

Hizo un recuento y actualización de sus dos polémicos informes previos, el de los 100 días y el del primer aniversario de su triunfo, ahora, en este tercero, habló un poco más de lo que ha sido el arranque de la 4T, sin limite de tiempo para sus fortalezas, y apenas unos instantes para aquellos en donde las cosas, no solo no han mejorado sino que han empeorado como el tema de seguridad y salud.

Usó la misma fórmula que ha venido empleando: suplir los malos resultados con promesas y eso hizo nuevamente. Un esquema, por cierto ya desgastado, que todavía le permitió al mandatario sacar apretadamente este informe de labores.

Una constante a lo largo de la extensa lectura de su síntesis informativa lo fue el hecho de la reiteración aquellas cosas que sabemos millones de mexicanos que no están bien, como por ejemplo, el desabasto de medicamentos, el muy limitado alcance de la Guardia Nacional o bien, el costosísimo rescate del aeropuerto de Texcoco, al que le dedicó poco tiempo al dar por terminada la liquidación de pasivos.

Pero también intentó vender pan frío, como presumir como logro de gobierno, las 136 medallas en los panamericanos y las 158 de los paraolímpicos, ambos récord históricos aunque es conocido el desdén previo a la participación del seleccionado nacional, pero al ver los triunfos que estaban logrando, decidió destinar recursos del Instituto para envolver al Pueblo lo Robado, algunos millones de pesos para compensaciones deportivas. Por cierto que, aceptó que dicho instituto solo ha recuperado y devuelto al pueblo dinero por decomisos a la delincuencia organizada, no así por corrupción, como fue su intención original.

Decretó el fin de la lucha armada contra bandas del crimen organizado y reiteró su instrucción al ejército para evitar reprimir al pueblo, pero también, evitar disparar, incluso a sicarios de la mafia.  Vaya estrategia.

Presumió más logros como suyos, producto de su gestión, como los 18 mil millones de Dólares en Inversión Extranjera Directa, el supuesto superávit en cuenta corriente de 5,143 millones de dólares, o los 39 mil millones de dólares de exportaciones, lo que representa 7% más que el año pasado.

Aseguró que las reservas internacionales han crecido en 54 mil 200 millones de dólares, pero omitió dar el global de este indicador, o los 2.6% de aumento de utilidades en la Bolsa Mexicana de Valores.  Vendió como logro el aumento del 15% al salario mínimo cuando un año antes de las elecciones, se venía discutiendo entre autoridades, empresarios y trabajadores, un aumento de esas proporciones al salario de los trabajadores.

Dijo que en siete meses, el IMSS registró a 300 mil nuevos empleos, pero omitió decir que esa cifra representa una caía, en términos reales, del 69% del empleo que se había generado en el mismo periodo pero del año pasado. Aseguró que los programas sociales han creado más de un millón de empleos, pero no registrados en el IMSS porque no es empleo formal.

Sus programas sociales llegan, dijo, a 10 millones 90 mil personas en las que gasta 60 mil millones de pesos.

En educación señaló que fue abatida la mal llamada reforma educativa y destacó que ahora, cada escuela, recibirá directamente los recursos para que en cada plantel los gasten en lo que crean más conveniente, medida contemplada en la reforma educativa derogada, qué cosas.

Dijo que han sido creadas 100 universidades Benito Juárez en zonas marginadas, con una matricula de 39,170 estudiantes y atendida por 815 maestras y maestros, un dato posiblemente equivocado porque a cada maestro le tocaría atender a 48 alumnos, ¿48 alumnos!, o que cada una de estas universidades atienda una matricula de menos de 400 alumnos.

Refirió que ahora Los Pinos junto con el Bosque de Chapultepec, unas 800 hectáreas, la zona económica y cultural más grande del mundo. Que han visitado lo que fue la residencia oficial de los presidentes, un millón 600 mil personas. Habló de las Islas Marías como un futuro centro de educación ambiental.

Dijo que ahora las familias indígenas son las que llevan mano en su atención, ya que, hoy, 9 de cada 10 familias están dentro de algún programa social y que antes de terminar el año, el 100% de esta población estará atendida por el gobierno federal.

No habló de muertos o desaparecidos por los criminales, ni dijo que su arranque de sexenio ha sido el mas violento, solo se limitó a señalar que, desde que se declaró la guerra a los criminales, sus efectos se siguen padeciendo, con otras palabras, pero siempre lo mismo: endosar sus yerros a anteriores regímenes.

Así transcurrieron una hora con 35 minutos, frente a un selecto y fifí grupo de espectadores, todos ellos beneficiarios de la 4T, bien comidos, bien vestidos y alimentados, con sueldos de más de 100 mil pesos mensuales y atestiguando expresiones como, que el pueblo es “feliz, feliz, feliz”.