"De pandemia a pandemónium". Sergio Rodríguez Prieto 02 de agosto 2020. “… Con un poco de imaginación, p artir é de...
"De pandemia a pandemónium".
Sergio Rodríguez Prieto
02 de agosto 2020.
“…Con un poco de imaginación, partiré de viaje enseguida, a vivir otras vidas, a probarme otros nombres, a colarme en el traje y la piel de todos los hombres que nunca seré…”
“La del Pirata Cojo”.
Joaquín Sabina.
Pandemia, como un buen y adecuado concepto femenino (no se dice pandemio), se entiende que sea aquella enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. Pandemónium, por otra parte, se entiende como la hipotética reunión de demonios (en caso de que ello pudiera ocurrir). ¿Dónde estaríamos mejor? No estoy para aclarar ni discutir tal punto, puesto que decido ahora, pasar ya, de la pandemia (que no termina) al pandemónium (que organizaré). Para ello, lo primero que se me vino a la mente fue localizar a Mariana, en algún lugar confinada… Después de intensa búsqueda la tengo frente a mí y sin decir ni aclarar ningún punto, le propongo el evento. Me contesta, también sin pensarlo demasiado: “…No sé… bueno, sí sé… y bastante…”.
¿Cómo se cocina un pandemónium? Entiendo, que el primer tema a cubrir, sería cambiar de personalidad, o sacar la que se tiene escondida, según Sabina. En ese supuesto, recuerdo un evento, ocurrido a finales del siglo pasado. Cursaba mi hija el último año del nivel primaria en específico colegio de paga. De pronto, soy requerido por la directora de la institución, no por falta de pago de las colegiaturas y accesorios múltiples, sino por un detalle que la citada consideraba penoso. Me presento el día y a la hora citada en las instalaciones correspondientes, y ahí, frente a mi hija, se me cuestiona sobre mis actividades profesionales. Resulta que en una sesión de clase, se preguntó a los alumnos sobre los trabajos que realizaban sus padres, y a mi vástaga solo se le ocurrió decir que yo administraba un prostíbulo… ¡y enmudeció el palenque!, según relato de un Fernández nefasto. Por ello el requerimiento… Conociendo a mi hija, ello no me causó malestar ni asombro, y solo tuve que aguantarme la risa. Así que, con toda la seriedad del mundo (hasta donde alcanzaba) le cuestioné: “…¿Por qué dijiste ello? Sabes que soy abogado…”. Respuesta: “…Pues sí… y precisamente por ello me pareció más decente decir que eras un administrador de prostíbulo, que esa madre…”. Y sin duda, toda la razón tenía…
En no pocas ocasiones se me ha preguntado a que me hubiera dedicado en lugar de ser abogado, e invariablemente respondo que músico, obvio y sin meditar que ello es dificilísimo, pero algo lógico tengo que responder. Pero no está de más ahora rescatar esa idea: administrador de un prostíbulo… Y con tal vestimenta, más creíble la organización del pandemónium. Previo a narrar esto a ustedes (bueno, a quien se atreva a leerme), comentaba el punto con Mariana, la que a su vez me comenta: “…¿Sabe qué? Ahora con este encierro, creo que he encontrado mi verdadera vocación… No estaría mal prepararme para ser la protagonista principal de películas porno… creo me veré bien en ellas…”. “…¿Softcore-Porno o Hardcore-Porno?…”, le respondí (tenía que estar a la altura de sus expectativas, y no verme muy franciscano, aunque se me haya dejado la tarea que no termino aún, de releer a San Agustín). Así que, para no alejarme de ella en ese nuevo status que se propone, dije para mí: de abogado a administrador de prostíbulo, es buen paso; pero mejor sería de administrador de prostíbulo a fotógrafo de escenas de sexo, y tomando en cuenta precisamente que el objetivo lo será el cuerpo de Mariana. En síntesis: ¡listos ya ambos para el pandemónium en proyección!
Este nivel de información tan íntimo y directo, ya me había ocurrido con Mariana, justo cuando comencé a tratarla. En su momento, me comunicó de forma directa y sin rodeos, lo que eran en ese tiempo sus principales gustos en la vida (enterados estamos que ya son mas): 1).- Comer; 2).- Fitness; 3).- Dormir; 4).- Cagar. Ante tal contundencia, me ví en la urgente necesidad de parafrasear a “El Mastuerzo” para únicamente responderle: “...Y bien, ¿cuándo viene a cagar a casa?...”, aunque debí ser más sutil y romántico en mi propuesta, y sugerirle: “...¿Cagamos juntos?...”.
Les cuento todo esto, en concordancia con lo que recién me entero de la personalidad de Carlos Santana, con la que evidentemente me identificó: “…Mantengo mi oscuridad bajo control. La mayor parte del tiempo trato de sacar lo mejor de mí siendo gentil, coherente y humilde; no odioso, grosero, cruel o vulgar…”. Aunque sea claro que yo ni tan gentil, ni tan coherente, ni tan humilde; y a partir de esta transición de pandemia a pandemónium, mas odioso, mas grosero, mas cruel, mas vulgar… Por y para ello, tengo cómplices… Se trata de aceptar mi nuevo rol…
Sergio Rodríguez Prieto.
Aguascalientes, Ags.
Año del confinamiento.