DIGNIFIQUEMOS LA LABOR DEL POLICÍA.

Luz Trinidad Rosales Hernández. 

Doctorante en Derecho.

16 de febrero 2022.


La sociedad piensa que la vida del Policía es muy sencilla, que al término su horario de su servicio, al quitarse el uniforme su labor ha concluido; sin embargo, el Policía nunca deja de ser Policía, que si bien es cierto, cumple con sus horas en activo, la realidad es que el Policía debe sujetar todos los actos de su vida con los valores que representan a las Corporaciones policiacas, tales como: la disciplina, honor, responsabilidad, lealtad, obediencia, valor, audacia, desinterés, abnegación, sacrificio, honradez y profesionalismo; además el policía siempre debe actuar con disciplina, pulcritud, buenos modales, rechazar vicios, en todo momento respetar las leyes, respetar y garantizar los derechos humanos; suena muy sencillo para la sociedad, pero cuando la vida del Policía está reglamentada por sus Instituciones Policiales, tal vez no lo sea tanto. La vida del Policía deber ser lo más apegado a la perfección, lo cual la hace más compleja, por lo que debemos recordar que son seres humanos como cualquiera de nosotros, que pueden cometer errores; pero, por el hecho de ser Policías se les reprime, los castigos se agravan y los señalamientos por la sociedad no cesan.

 

De acuerdo con el reporte que emitió en el mes de mayo del año 2021, el Centro de Evaluación de Control de Confianza, indicando la cifra de los policías evaluados en el País, en el  Servicio Profesional de Carrera de las Instituciones de Seguridad Pública manifiesta que “el total de personal de seguridad es de 345,258 policías los cuales se encuentran distribuidos entre Policías de Prevención, Policías de Investigación, Policía Procesal, y Policía Penitenciaria”; todos ellos con un mismo fin: salvaguardar la vida, la libertad, la integridad y el patrimonio de las personas, contribuir a generar y preservar el orden público y la paz social, como lo estipula el artículo 21 Constitucional.

 

Ahora bien, siempre se ha hablado que la Policía es la Institución que salvaguarda la autoridad del Estado. Es decir, es la imagen que la sociedad reconoce del gobierno y en algunas ocasiones la ve como si fuese la única, ya que dentro de su función tiene como objetivo: la prevención y reacción del delito; la proximidad social, debiendo auxiliar y asistir al ciudadano cuando su integridad física y/o psicológica se encuentre ante un peligro; sin olvidar que es la Policía quien debe mantener el Orden Social; y precisamente, esos momentos son señalados culpando al Policía de todo: que sí el Juez dejó en libertad a una persona, que sí el Ministerio Público no inició con la carpeta de investigación por la falta del denunciante, o bien, sí el Facilitador utilizó medios alternos al conflicto; para las personas el único responsable de que no se haya hecho justicia es el Policía, porque no realizó bien su trabajo, que no llegó a tiempo al reporte. Observamos por lo tanto, que existe una gran apatía hacia el Policía, y entendemos que es la sociedad quien no se ocupa en entender, cuál es el procedimiento para que se aplique la justicia y seguridad que tanto exige.

 

Debemos puntualizar que en la actualidad, el Policía se ha convertido en la persona más vulnerable, en el tema de la delincuencia, para las organizaciones criminales, es el blanco perfecto, la Asociación Causa en Común, dentro de sus estadísticas realizadas manifiesta que “en el presente sexenio y hasta el 20 de enero del año 2022 nos encontramos con 1,437 policías que han sido asesinados en México”, lo que nos confirma que la Policía vive bajo una inseguridad latente, pero sobre todo nos habla que fueron Policías que dieron su vida por proteger a la sociedad, sí esa sociedad que denigrada, demerita y no reconoce su labor, porque entonces indica que “sí lo mataron fue por algo”, cuando ese algo eres tú, soy yo, somos todos.

 

Pero, ¿Qué sucede con la empatía de la sociedad a nuestros policías? Tengo la fortuna de convivir a diario desde años atrás con los policías, desde el aula hasta en sus labores de campo, y es ante ello que se asevera que el Policía se siente discriminado por esta sociedad, la cual se ha encargado de hacerlos ver como los agresores, no como los verdaderos servidores públicos que son, y en los casos más complejos han sido abandonados por sus familias.

 

La sociedad exige, pero no se ha dado cuenta y tampoco le interesa, que es ella la responsable de la corrupción, pues es el ciudadano quien para evitar una multa ofrece y entrega dinero a cambio de que el policía no actúe legalmente en contra de él, que es la misma sociedad quien ofende a diario su trabajo catalogándolos de ignorantes, ineptos y corruptos. No se niega que existe corrupción, y ésta jamás va a ser justificada, pero sí debe ser analizada por todos para terminar con la corrupción, y cuando lleguemos al punto inicial entenderemos que todo empieza en el núcleo de nuestros hogares, y en la educación que damos a nuestros hijos. Lo ideal, es que la sociedad no sea participe de esos actos de los cuales tanto se queja; se debe esperar que la sociedad sea empática con el Policía y trabaje junto con él para evitar o en su caso resolver los problemas que existen en su comunidad; que se fortalezca la empatía con los Policías y destaquen el valor de su servicio.

 

En algún momento de la historia se normalizó algo, que nunca debió suceder; al Policía se le empezó a ver como los malos, pero nuevamente vemos que no es así, el Policía también merece ser respetado, reconociéndole el gran trabajo que hace por nosotros; que sale de su casa antes de que el sol lo haga, y va con la esperanza y la fe de portar un cambio positivo para la sociedad, restándole importancia al clima, al hambre, a los múltiples virus que hoy existen en el aire; el Policía sale para servir y cuidar a la sociedad, regresando a casa cuando la noche ya llegó, apenas un buenas noches a su familia, llega cansado con ganas de dormir y contaminado de todo lo negativo que vivió en su día; el mando le gritó, las personas le dijeron que era un ignorante de las leyes, en casa los reclamos no cesan porque cada vez tiene menos tiempo para convivir en familia, pero la sociedad dice que es “normal”, él quiso ser Policía.

 

El Policía, es un Servidor Público, es una persona más en nuestra sociedad, el cual, en su momento tuvo grandes motivos para llegar a una corporación policiaca, como cumplir ese sueño que tuvo desde infante, portar un uniforme, andar en las patrullas y brindar seguridad a su Estado,  llevar a la cárcel a las personas malas; hoy es el mismo Policía que su finalidad es mantener la paz, y hacer que las normas prevalezcan, el Policía es el guardián del derecho.

 

Todos debemos por empezar a dignificar al Policía, dejar de juzgar sus actos, de ofenderlos, debemos de crear alianzas, brindar la confianza a las Corporaciones Policiacas, mantener la voluntad de ayudar a lograr un Estado de Derecho; comencemos a exigir que nuestra Policía cuente con los recursos materiales y financieros que le permitan realizar sus funciones, que tengan ellos las áreas de oportunidad que necesitan para poder crecer y sentirse realizados en su trabajo, dejando a un lado la frustración.

 

El recurso para tener una cultura de paz y orden social, será mejorar a la Policía, reconociendo la importancia de su servicio, dignificando la eficacia del Policía, que son los que realizan todos los días una noble labor, y que no cualquiera quiere hacerla.

 

 


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1 comments:

  1. Es cierto todos lo que está escrito se sufre para ser policía y pocas personas lo valoran, el policía es como cualquier persona también tiene problemas en su casa y en el trabajo tienes que estar al 100 para la ciudadanía.
    Me siento comprendido.
    Muchas gracias por Luz Trinidad Rosales Hernández

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