Flora Tristán a propósito del Día Internacional de la Mujer.
Ignacio Ruelas Olvera
Nuestra cultura e historia no puede explicarse sin la lucha porque mujeres y hombres sean PARES. Un diálogo fecundo que no ha llegado a plenitud; primero, la historia abandonó a la mujer, la excluyó de sus páginas; segundo, en plena era de la comunicación y la información los viejos atavismos adquieren nuevos rostros de misoginia y falsedades. Pensar la igualdad de género es un deber humano para y por los derechos humanos.
Sin duda, las responsabilidades de la vida compartida de manera notoria se muestran en las contribuciones a la igualdad; empero, sigue un desequilibrio en el discurso y actitud de liderazgos gobernantes, falta de prudencia zoológica de personas pervertidas, dañinas a la vida compartida. A pesar de nichos mediáticos, transmisión indiscriminada de imágenes, imperio de pantallas, de la tecnología en el papel de prótesis corporales. Esta igualdad anhelada ha ganado espacios y generado culturas, sí, pero el desequilibrio y saturación de peroratas no han logrado trazar los caminos que lleven a corregir las desigualdades. Entender y acompañar la igualdad en el género apoyará las impecables formas de “paridad en todo”. La cultura se fragua en la sumatoria de creaciones individuales que logran por medio del diálogo consensos con valores éticos que se reflejan como virtudes en la calidad de la vida simultánea.
“El 8M” nos llama a la reflexión responsable y seria, nos convoca a construir el edificio de la igualdad; la pedagogía pública consiste en explicar ese objetivo y sus finalidades mediante acción igualitaria, sin demagogias, sin mentiras, sin frases ideologizadas, que ya no tienen valor, palabras sin sentido, su consecuente es violencia contra las mujeres, lo acabamos de ver en un testimonio video grabado, la policía zacatecana arrastró a jovencitas, les dejaron al descubierto sus pechos. Con seguridad veremos otros vídeos de verbosidades desde la comodidad de sus oficinas y ruidos de las sillas ejecutivas. “No soy ingenuo… bla, bla, bla… la culpa es de conservadores…”
Nuestra riqueza de finos impulsos nos documenta a muchas mujeres que han sido ejemplo en el pensamiento, la sociedad, la naturaleza. No reflexionaré sobre “las adelitas” que caminaban a un costado del caballo que montaba el hombre en tiempos revolucionarios, imagen que rompe la prudencia de la igualdad. Permítanme recordar a Flora Tristán, 1803 – 1844, activista francesa, hoy es considerada de las primeras en el reparto de la lucha por la igualdad, “una feminista socialista”. Su lucha benefició a la mujer, también a los trabajadores. No tengo una fuente, pero se considera hija de Simón Bolívar, inferencia por dos circunstancias: una, que Mariano Tristán, pareja de la señora Laisnay madre de Flora no la reconoció en el registro civil; y dos, en España su madre recibió reiteradamente a Bolívar quien fue un enamorado de Lisnay. El comentario es precisamente un barrunto por el carácter libertario, disruptivo, comprometido, que revela un ADN similar.
Flora Tristán se unió en matrimonio con André Chazal, litógrafo; sus descendientes, Ernest, Alexandre y, Aline quien fue madre del pintor Paul Gauguin. Flora vivió una temporada en Perú, luego en Francia, espacio en que se reconcilió con la defensa de la emancipación de la mujer, de los trabajadores y la abolición de la pena de muerte, de manera ferviente. En 1840 publicó “La Unión Obrera” en la que trabaja la organización de los trabajadores; la muerte la alcanzó impidiéndole concluir “La emancipación de la mujer”, misma que se publicó póstumamente.
https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/2735/Flora%20Tristan
Nos deja otra herencia en su calidad de abuela, su nieto Paul Gauguin, pintor, escritor, escultor, grabador, ceramista, el uso del color fue su aprecio especial y el movimiento en su arte estilo sintetista y enfoque posimpresionista; influyó en Picasso y Matisse, entre otros, importante del simbolismo, relevante en historia del arte moderno.
https://billiken.lat/interesante/quien-fue-paul-gauguin/.
En las votaciones del día 2 de junio próximo, el comportamiento del voto de las mujeres, con certeza, superará su curva estadística. Son mayoría en los listados electorales en un porcentaje del 52% y han sido más sufragantes. En Aguascalientes han votado hasta un 12% más que hombres. Su virtud ciudadana ha sido notable, su participación ha jugado un papel estelar en la ruta de la sociedad. Su condición mayoritaria deberá desbordar con sus votos en las casillas, en esa virtud, revelará un cambio cualitativo en la toma de decisiones políticas y, en las cotidianas decisiones del mundo productivo. Esa “visibilidad” no demanda lenguaje inclusivo, sino correspondencia sustantiva. Se infiere “a priori” que esa mayoría señalará el destino político de México.
¡No hay lugar para equivocaciones!, las urnas premian a quienes cumplen sus compromisos, con estricto apego a nuestra Carta Magna y las leyes que de ella emanan. Castigan cuando NO se cumple, cuando SE miente, cuando SE traiciona; cuando, como en el lirio acuático, crece la acción de robar.