¿Y DESPUÉS DEL HUACHICOL?
Por Mtro. en C. Sadí Kuri
Desde los primeros días del 2019, se lanzó una embestida fortísima en
contra del robo de hidrocarburos. Esta embestida se ha concentrado en el estado
de Guanajuato. Fuerzas federales, estatales y municipales han concentrado sus fuerzas
de seguridad pública buscando la erradicación de este fenómeno social. Están
buscando debajo de cada piedra, detrás de cada puerta, al fondo de cada pozo a José
Antonio Yépez Ortiz, alias El Marro, líder del Cártel Santa Rosa de Lima. Da la
impresión de que es cuestión de días para que Yépez Ortiz sea detenido y con
esto su organización criminal resquebrajada.
Pero; ¿Qué pasará después de que el líder del Cártel Santa Rosa de Lima sea
puesto a disposición de las autoridades correspondientes? Muy seguramente
lo que sucedió cuando extraditaron a Juan García Abrego líder del Cártel del
Golfo, o cuando abatieron a Heriberto Lazcano Lazcano líder de los “Zetas”, o
cuando detuvieron a Ernesto Fonseca Carrillo, Líder del Cártel de Guadalajara:
Nada. Seguramente habrá una escisión como siempre ha sucedido y el Cártel Santa
Rosa de Lima se atomice y se convierta en varios grupos delincuenciales y
quizás alguno de éstos se encumbre y comience un nuevo ciclo. La historia no
miente, la historia arroja cifras y situaciones inequívocas. Mientras no
conozcamos, analicemos, estudiemos y aceptemos nuestra historia, la repetiremos
una y otra vez.
¿Y después del huachicol? Hoy en día los entarimados que soportan el negocio del huachicol son muy
robustos. Dándole el beneficio de la duda a la actual administración, y en el
supuesto de que en seis meses hayan erradicado el robo de hidrocarburos, se
vislumbran dos situaciones; la primera; el gobierno Federal no perseguirá,
investigará y pondrá a disposición de la autoridad jurisdiccional a quien
participaba en esta actividad ilícita, así lo ha demostrado en sus primeros 100
días ya que ha referido corrupción en el NAICM, en las Estancias Infantiles, en
el Tren de Guadalajara, en los Refugios de Mujeres Violentadas y a al fecha no
hay una sola persona siquiera bajo investigación, y; a la fecha no se conocen (si es que existen)
las políticas públicas que el gobierno aplicara para evitar que las personas
que conformaban estos entarimados vuelvan a delinquir. Desde el año 2000 la
delincuencia en México escinde y muta. Cuando las autoridades realizan
investigaciones adecuadas y logran desmantelar grupos delincuenciales, una y
otra vez mutan en sus “modus operandis” y objetivos. Cuando desmantelan bandas
de narcotraficantes, los remanentes de estas bandas dejan de dedicarse al
narcotráfico y comienzan a dedicarse a delitos distintos como el robo, el
secuestro, extorsión, etc.
La situación del país es caótica y los problemas de inseguridad están muy
enquistados, al día de hoy no se ve un cambio radical en las políticas
públicas, ni en los operativos, con la salvedad de que la persecución en contra
de quienes delinquen (a grande escala) ha sido disminuida de sobremanera,
incluso el Señor Presidente de la República lo ha manifestado abiertamente.
Creo que se equivoca al considerar que la gente delinque por necesidad, por la
pobreza en la que vive, porque ha sido orillada a ello. Quizás algunos, no
todos. Para bien o para mal, la ley no distingue, la ley no tiene
consideraciones fuera de ella misma. Quien delinca debe de ser investigado,
juzgado y castigado.
Los problemas de seguridad deben de ser atendidos de manera transversal y
multidisciplinaria. En estos momentos no existe ni transversalidad ni
multidisciplinariedad en la manera en la que los gobiernos de los tres niveles
lo están atendiendo. Hay momentos en los que la inseguridad se ataca en sus
causas y en otros en sus resultados, pero no de manera integral. Es esta
integralidad la que permitiría generar políticas públicas adecuadas y
efectivas.
¿Y después del huachicol?, lastimosamente es difícil saber la respuesta. Lo único que podemos asegurar
es que después del huachicoleo, después del secuestro, después de la extorsión,
después del narcotráfico, vendrán otro tipo de delitos igual de lastimosos,
igual de lacerantes.
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