Incidente en Santiago de Chile.
Por Sergio Rodríguez Prieto
16 de julio 2019

Mariana dice las cosas de manera mas que clara, y así me lo dijo puntualmente: “...No fui sola, fui sin usted...”. La frase fue además de contundente, demoledora. Con ello, no simplemente reafirmaba su autonomía, sino la plena libertad en su persona (elemento tal que la reafirma auténtica y que hace suma a sus muy variadas virtudes). 

Muy previo a tal confesión, le sugerí “me acompañara” a pasar un fin de semana (seguramente un poco más de tiempo) al “Hotel Sierra Lago Resort” (valga el promocional) en Mascota, Jalisco. Le envié a su correo electrónico imágenes del lugar. Me contestó que de suceder, sería más que interesante convivir en tal espacio. Bien, todo bien. Después el silencio...

No transcurrió mucho de tiempo después de ello: dos o tres semanas después de formulada invitación, su portal en Facebook se ve inundado de imágenes harto sugerentes, precisamente tomadas en tan paradisíaco lugar. No quise indagar más en ese momento. El tema tuvo que salir a relucir necesariamente después, y por eso, la aclaración: “...No fui sola, fui sin usted...”. Y para complemento del episodio, en ese momento el iPad reproducía un tema de Pablo Milanés: “…Cuando llegas ausente a mí, puedo ver, lo presente que vive en ti otro ser; el abrazo que no terminas, la mirada a ningún lugar y el sonrojo inevitable de tu piel. Es tu cuerpo de madrugada al volver, un deshecho de la frescura de ayer, vano intento de lograr algo entre el llanto y el placer, que confunden mi agonía y tu desdén. Pero un día sucederá lo inesperado, otro nombre pronunciarás cuando me llames. Yo responderé "sí, amor" aunque me acabe de morir en mi interior con mi dolor...”.

Concluido el episodio, le sugerí una visita a Valparaíso, República de Chile... por supuesto que sin indicarle el lugar de hospedaje, ya que sería capaz de ir a tal lugar, y de nuevo sin mí. Y, ¿por qué precisamente a Valparaíso?

Cuando la “urgencia” de obtener información/capacitación en el tema de la implementación del sistema penal de corte acusatorio, adversarial y oral, se presentó la grandísima oportunidad de ser parte de la delegación mexicana que tomaría un curso especial en la República de Chile, y obviamente me subí al camión. En ese año, estaba en ese país prácticamente  concluyendo el proceso de implementación de tal clase de sistema, por lo que su experiencia reciente se suponía debería ser conocida por nosotros. Y eramos afortunados, porque tal curso nos sería precisamente impartido por quienes aportaron su conocimiento para tal logro: Andrés Baytelman y Mauricio Duce. Todo bien en un principio, puesto que la docilidad de los asistentes (por desconocimiento o por cortesía) era abrumadora. No recuerdo bien, si a la segunda o tercera sesión, inicié con mis críticas a los expositores, sobre la base de la terrible confusión que mostraban entre “hecho” y “delito”, y porque además les cuestioné sobre la necesidad-utilidad en el nuevo proceso de la llamada “investigación complementaria” (y respecto de la cual hoy en día sigo manifestando su indebida inclusión). Ello (nada nuevo) no fue del agrado de los exponentes citados, como tampoco de algunos miembros de la generación. Por ello, cambio de ruta: ante la molestia evidente de Baytelman y Duce y suspensión de actividades académicas, el curso se transformó en presencial, y solo a “algunos” miembros de la delegación  (yo incluido) nos mandaron a Valparaíso, lugar donde ya estaba operando el nuevo proceso. No quiero decir con esto que haya sido mejor estancia Valparaíso que Santiago, pero…

Asistí con interés a la celebración de algunas audiencias iniciales (donde constaté que el tema de imputación del hecho era el punto central y reafirmé mi idea de la inutilidad de la investigación complementaria), y como fueron pocas las audiencias, porque pocas eran las programadas, pues a conocer tan afamado lugar (publicitado al máximo por celebrarse ahí el “Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar”), en específico la Villa o Palacio de Quinta Vergara.

Recuerdo, eso sí, que luego de la discusión ocurrida con los afamados académicos, nos reunimos los integrantes de la delegación para resolver la problemática (puesto que ya se planteaba la posibilidad del regreso a México). Pero la intervención de la procuradora de justicia de Chihuahua fue determinante, ya que insistió en permanecer en Chile, en virtud de estar en extremo interesada en aplicar de manera inmediata lo aprendido, y requería por eso de mayor información (y cabe señalar que se aplaude su decisión, ya que fue precisamente Chihuahua uno de los primeros estados en la República Mexicana en entrarle -mal-, pero entrarle a esto del nuevo sistema penal). En ese momento el malo de la película era yo, y solo atiné a responder que por supuesto que a Chihuahua le urgía cambiar de método, sobre todo, después de haber hecho el ridículo internacional al solicitar la privación de la libertad de Gloria Trevi, acusándola de ser la autora material ¡del delito de violación! Siempre me cuestioné: ¿y con qué? Solo que en sus calendarios haya podido ocultar debidamente su instrumento punzocolgante…

Espero regresar a Valparaiso… y no solo. Ojalá la compañera sea Mariana.

Sergio Rodríguez Prieto.
Aguascalientes, Ags.
16 de Julio de 2019.

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