"La reconstrucción del King Crimson".
Por Sergio Rodríguez Prieto
27 de agosto 2019.


                                 Después de un silencio de días, Mariana por fin me requiere, enviándome un mensaje cuyo contenido les comparto: “…A la mierda una vida perfecta y políticamente correcta. Ya quiero ser parte del caos de tus cicatrices y vivir contigo libre de todo ese aburrimiento e intolerancia de lo común…”. Bien. El momento se prestaba. Respuesta: “…Estoy de acuerdo con ello. ¿Qué tal si nos vamos al concierto del King Crimson?…”.

                                    Era cuestión solo de que fueran las veinte treinta horas del sábado veinticuatro de agosto de dos mil diecinueve para llegar al Teatro Metropolitan de la Ciudad de México y ser parte de la historia, y así ocurrió.

                                    Datos a considerar:
                                    a).- El 20 de agosto de 1969 se concluye la grabación de la primera producción del King Crimson: “In the Court of the Crimson King”. Previo a ello, se transmitieron el 6 de mayo de ese año por la BBC de Londres, los cortes “I Talk to the Wind”, “The Court of the Crimson King” y “21st Century Schizoid Man”;

                                    b).- En septiembre de 1974, después de la grabación de “Red”, el King Crimson decide no seguir su actividad como grupo;

                                    c).- En mayo de 1981 Robert Fripp inicia junto a Adrian Belew la grabación de “Discipline”, y la idea era la formación de un nuevo grupo con ese nombre. Para el mes de junio se hace la reconsideración, y regresa a la escena el King Crimson. A partir de ese año, el grupo se mantiene firme como tal;

                                    d).-  En noviembre de 1997, comienza el proceso de “Fragmentación” del grupo, que venía trabajando con dos tríos integrados (dos guitarras-dos bajos-dos baterías), y con diversa combinación de integrantes, realizaron los Proyectos 1,  2, 3, 4, X y 6; y

                                    e).- A partir de 2014 el grupo viene trabajando con la formación actual.

Un auténtico proceso de Creación/Separación/Reunión/Fragmentación/Reconstrucción.

                                    Termino los datos y procedo a narrar lo acontecido: Previo al evento, se nos dieron a conocer las recomendaciones del organizador, sobre la prohibición de la toma de imágenes, permitido ello hasta que Tony Levin procediera a hacer lo propio al final, y al mismo tiempo se nos invitaba a disfrutar del “concierto romántico” que se había preparado para la ocasión. Entendí esta frase hasta el final del espectáculo, puesto que esa noche sin duda, se reafirmó la existencia del intenso “romance” entre grupo y público, alimentado en el espacio de estos primeros cincuenta años.

                                    Primer Set: Arrancó el viaje con una novedosa muestra del trabajo percusivo preparado por Mastelotto, Stacey y Harrison -identificada como “Drumsons”-, lo que se constituyó en una primera sorpresa, ya que a pesar de la presencia de los tres bateristas en el grupo desde hace años, es hasta ahora que la conjunción se siente plena en ellos (baste revisar trabajos anteriores y recientes) y una vez presentado ello, de inmediato, el ataque directo de “Neurótica”, aquel tema del año de 1982, revitalizado/actualizado precisamente a las neurosis de hoy, pasando de sus cuatro minutos originales a los doce ofrecidos, alimentados con pura genialidad. El viaje al pasado ya propuesto no podía detenerse, y así el rescate de los sonidos de “Red” (tema de 1974), en versión harto recargada, que dejó “chiquita” a la que inicialmente me alucinó. Dijo Fellini: “...Y la nave va...”, y siguió moviéndose hasta llegar al año 1970, para refrescarnos con “Cirkus”, con otra idea de presentación, responsabilidad de Collins, y que nos dio más datos para reconstruir aquel indescifrable “Lizard”, de donde proviene el tema. La calma no podía ser mucha, así que a otro encuentro percusivo, también de un alto grado de creatividad (llamado “Drumzilla”), enlazado de inmediato a “Radical Action 2” y “Larks Tongues in Aspic Part V” -el primero, un tema que lo vienen trabajando en directo desde el 2015, y el segundo, entiendo que una primicia para mi, sin referencia anterior-. Como sea, ésta sección debo considerarla como la propuesta “actual” del grupo, que desde hace ya años, no se mete a trabajar en estudio. Se pasa luego de una apabullante actualidad, al regreso ineludible de su origen, con “Moonchild” y “Epitaph”. ¡Nostalgia pura y total! Y como con los temas anteriores, “reconstruyéndolos”, haciéndonos creer que no han pasado ya cincuenta años de haberse creado. Y cuando los recuerdos empiezan a apabullarnos, se finaliza con el llamado “primer set”, con un ausente “Talking Drum”, pero con un potente “Larks’ Tongues in Aspic, Part II”. Y a recapitular…

                                    Segundo Set: Inicia con una “ConstruKction of Light” (tema del año 2000), en versión muy ligerita, pero introductoria de una “pesadísima” “Indiscipline”, que apenas si tuvo semejanza con la original del año 1981, y donde las virtudes de los bateristas (ya mostradas en sus ejercicios percusivos) se manifestaron a tope (obvio: sin demeritar la labor del resto de los integrantes, aunque en esta ocasión me sorprendió la sobriedad de Tony Levin). Claro que su recepción nos agotó, por ello el relax de “Islands” nos llegó justo a tiempo para poder abordar el extasis que se nos preparó con “Starless”. Después de ello, el inevitable final (o casi) con “The Court of the Crimson King”, que con también su versión actualizada, se nos daba a conocer justo en ese momento que todos los presentes en el recinto del Teatro Metropolitan, estábamos alcanzando la categoría de ser miembros de la corte del reino carmesí, sin excepción alguna. Entiendo que nadie de los ahí presentes rechazó tal nombramiento. Y, después de tal intensidad, ¿que seguía? Pues la vuelta a la ineludible realidad, a reintegrarnos a una Ciudad de México, sí muy desgastada, pero aún eficiente, donde las diferencias sociales son cada vez mas palpables y lamentables/disfrutables, propias del hombre esquizoide del siglo 21, de aquella inicial idea del King Crimson que ahora se hace evidente. Teníamos que salir del recinto con los sonidos del “21st Century Schizoid Man”, y el grupo no nos privó de tal privilegio, con una versión donde la sorpresa estuvo a cargo de un eficientísimo Gavin Harrison, que por ahora, si prescindió del apoyo de Mastelotto y Stacey.

                                    El evento que he narrado no fue solo disfrute de sonido..., sino también reflexión y enseñanza. Mis inicios en la universidad fueron apoyados con la propuesta del rey carmesí... y cuando Fripp me sugirió en 1974 que ya no podía seguir, busqué y medio encontré respiro en otras agrupaciones. Pero su majestad carmesí sabía que no podía abandonarme por siempre, y así su triunfal regreso en 1981..., para quedarse ya para siempre… Ahora me dice: “...a mis cincuenta años rehago y reconstruyo lo realizado en todo este tiempo, y te lo muestro con orgullo y contundencia. Es momento que tú también hagas lo mismo: ¡Reconstrúyete! No te olvides de todo lo que has aprendido y realizado... aprovéchate de lo sabido y conocido; demuestra que los cincuenta años de sonido que te he dado, los vas a aprovechar para tu también revitalizarte...”.  Atiendo desde ahora la instrucción.

                                    Mariana al salir del evento, solo atina a decirme: “…Mi egoísmo y experiencia adquirida obligan a mi boca a solo preocuparse por su dueño…”.




Aguascalientes, Ags.
27 de Agosto de 2019.
Sergio Rodríguez Prieto.

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