SEÑOR PRESIDENTE ¿VERDAD
QUE LOS TOROS SE VEN MEJOR DESDE LA BARRERA?
Mtro. en C. Sadí Kuri Martínez
A una semana de los eventos
sucedidos en Culiacán podríamos hacer un balance de lo sucedido:
Alrededor de las dos de la tarde
comenzó a difundirse a través de la redes sociales una serie de eventos
violentos que sucedían en las calles de la ciudad de Culiacán, Sinaloa. A
partir de ese momento la vorágine de noticias que corrían a través de las redes
sociales era inusitada. Versiones de enfrentamientos en diferentes lugares sin
saber si existían víctimas fatales. Al correr de los minutos y posteriormente
de las horas, el silencio por parte de los tres órdenes de gobierno era
lacerante. En el transcurso de la tarde pudimos ver a través de noticieros, al
presidente de la República quien fue abordado en el aeropuerto de la ciudad de
México toda vez que salía con rumbo al estado de Oaxaca con la finalidad de
presidir algún evento. Distinto a su siempre abierta disposición de recibir
cualquier tipo de preguntas, en esta ocasión remitía a todos los reporteros a
esperar el anuncio por parte del gabinete de seguridad pública. Acto seguido
abordó un avión comercial y se mantuvo incomunicado, seguramente por más de 90
minutos, justo en el momento más complicado de su administración.
No fue sino hasta llegada la
noche que el insípido gabinete de seguridad pública realizó un mensaje “ídem”.
El secretario Durazo, quien al día de hoy vive horas extras en su encargo,
manifestó que los eventos violentos que se habían suscitado durante la tarde en
Culiacán se debieron a que cuando una patrulla de la policía se encontraba
realizando un rondín de rutina, se habían encontrado casualmente a uno de los
objetivos, al parecer prioritarios, sino del gobierno mexicano si del gobierno
norteamericano. En verdad resultó no nada más increíble, si no absurda la
explicación que daban en esos momento.
Al día siguiente en su habitual
conferencia mañanera, nuevamente el presidente de la República evadió las
preguntas de los reporteros respecto a los eventos sucedidos un día anterior y remitía
todo a la conferencia de prensa que minutos más tarde rendiría el gabinete de
seguridad pública. Sin embargo, y como es habitual en el presidente, no podía
dejar pasar la oportunidad para lanzar una frase que pudiera quedar grabada en
los acontecimientos de un día anterior; nunca estará primero la vida de una
persona contra la captura de un delincuente. Minutos más tarde nuevamente se
presentó el ya desgastado y mentiroso gabinete de seguridad pública, liderado
por el secretario Durazo. Éste último ahora tenía una nueva versión; los hechos
sucedidos un día anterior se había desatado por un operativo malogrado. Que los
elementos de la Guardia Nacional se habían apresurado en la detención de Ovidio
Guzmán López, quien demostró ser el heredero del grupo delincuencial que
lideraba su padre, Joaquín Guzmán Loera alias “El Chapo”. Durante la
conferencia los titulares de la Secretaría de Defensa, de Marina, de la Guardia
Nacional, de la Central de Inteligencia, el Gobernador de Sinaloa y el Secretario
de Seguridad Pública de Sinaloa, no veían en donde esconder la cabeza ante las
preguntas certeras y puntuales de los reporteros. Mención especial una
reportera quien al dirigirse al secretario Durazo le refirió que cómo era
posible que él estuviera dando explicaciones de un operativo cuando en su vida
había portado un uniforme, ni mucho menos participado de manera personal y
directa en operativo alguno. Gran razón y valentía de esta profesionista del
periodismo en decírselo en la cara y en un evento público. El secretario Durazo
guardó silencio y siguió con respuestas absurdas y sin sentido.
Al día de hoy las versiones por
parte del gobierno federal no coinciden con las cientos de imágenes y horas de
video que hemos visto en las redes sociales. A principios de esta semana ha
salido a la luz dos situaciones que ponen nuevamente en evidencia la ausencia
total de estrategia y conocimientos en el tema de seguridad pública por parte
del gabinete de seguridad pública de este país; diversas fuentes como el Financiero,
el New York Times, y el Washington Post, refieren que una comitiva de altos
funcionarios de la DEA y Fiscales norteamericanos visitaron nuestro país hace
algunas semanas para constatar la manera en la que se estaba manejando el tema
del combate al narcotráfico en el estado de Sinaloa. Incluso refieren que dicha
comitiva de funcionarios norteamericanos fue trasladada de la ciudad de México
a la ciudad de Culiacán a través de un helicóptero Blackhawk. Fueron llevados a
un laboratorio que acababa de desmantelar la autoridad federal. Laboratorio que
generaba más de 120 millones de dólares de ganancias por producción de droga
sintética. De igual manera refieren que en dicha visita, que no duró más de 72
horas, se acordó llevar a cabo un operativo para la detención de Ovidio Guzmán
López; la segunda situación, y que resulta más preocupante, es que fuentes del
gobierno federal que no quisieron ser identificadas, apuntan que el operativo
por medio del cual se pretendía detener a Ovidio Guzmán López, tenía más de
cinco meses en su planeación, que habían rentado inmuebles aledaños al lugar en
donde se pensaba podía encontrarse su objetivo. El desenlace: todos lo
conocemos.
Existe otra versión, en el
sentido de que Archivaldo, hermano de Ovidio Guzmán López, también fue detenido
ese mismo día horas antes, y que la reacción por parte de los grupos de
delincuentes atendió primero, a liberar a Archivado y posteriormente a
Ovidio.
Por último algo que en un primer
momento circulaba en las redes sociales, y posteriormente fue aceptado por el
mismísimo secretario de seguridad pública Durazo, fue que al momento de llevar
a cabo el operativo para la detención con fines de extradición de Ovidio Guzmán
López, no se contaba ni con la orden de aprehensión, ni con la orden de cateo.
Atribuyendo esto a trámites burocráticos. Querido lector, lo anterior es como
si lo invito a mi casa para que preparemos fresas con crema y resulta ser que
cuando usted me hace el favor de acudir a mi casa no tengo ni fresas ni crema.
En verdad que las explicaciones que ha venido dando el gabinete de seguridad
pública, en especial las del secretario Durazo; rayan en la insultante
ignorancia.
El presidente López Obrador,
sigue manteniendo su versión de que jamás expondría la vida de un solo
ciudadano o ciudadana con tal de detener a un delincuente. No le falta razón ni
lógica, ninguna persona en su sano juicio antepondría la vida de una persona
por detener a otro. Lamentablemente ese no es el punto; la falta de planeación
en el irresponsable actuar del gabinete de seguridad pública puso en riesgo, no
a las 200 personas que proyectaba el presidente Andrés Manuel López Obrador
hubieran muerto en caso de haberse registrado el enfrentamiento entre
narcotraficantes que pretendían rescatar a Ovidio Guzmán López y fuerzas
federales, hubieran sido muchas más. El argumento del señor presidente atiende
más a haber evitado llevar en su espalda esas 200 víctimas que a toda su línea
discursiva.
Por último el señor presidente se
ha cansado de decir que no estaba enterado del operativo. Parece ser que ha olvidado
que es el titular del poder ejecutivo de este país. Parece ser que ha olvidado
que hace una semanas comentaba que el presidente de México está enterado de
todo lo que sucede en su territorio. ¿Qué asuntos tratan y discuten todos los
días a las seis de la mañana cuando se reúne con su gabinete de seguridad
pública? No es creíble que a estas alturas de su administración, cuando una
comitiva de altos funcionarios del gobierno norteamericano visitaron nuestro
país y cuando era un operativo que tenía más de cinco meses fraguándose nos
diga ahora que no tenía conocimiento. ¿Qué es lo que sabe el señor presidente
respecto a la situación actual que guarda el país en materia de seguridad
pública en especial en Sinaloa? Señor Presidente; ¿verdad que los toros se ven
mejor desde la barrera?
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