AMORIOS/ Sergio Rodríguez Prieto.
“…Me gustas, democracia, porque estás como ausente, con tu disfraz parlamentario, con tus listas cerradas, tu presidente, tan prominente, por no decir extraordinario. Tus escaños marcados a ocultas de la gente, a la luz del lingote y del rosario…
Javier Krahe.
Hace cuestión de días, las diversas plataformas digitales nos dieron a conocer el contenido de la más reciente de las producciones de Silvio Rodríguez, la titulada “QUERÍA SABER”. De haber sido aquél uno de mis autores favoritos a partir precisamente de sus iniciales trabajos (“Días y Flores” de 1975, y “Al Final de este Viaje” de 1978), desde “Expedición”, de 2002, ya no pude “conectarme” con su “propuesta” discursiva y musical. Claro fue que el decepcionado por ello, fui yo, al no poder ya “alcanzar/comprender” el rol que nos proponía a principios del presente siglo. Sí recuerdo, por supuesto, que cuando en el año 2016 escuchamos los temas de “Amoríos”, me encontré con una suerte de reconciliación, gracias al rescate de tonadas “viejas” (aceptablemente “recicladas”) y la visión refrescante de un presente (en ese momento) que me hacia volver a entender adecuadamente “lo cotidiano”. Destaco por necesidad que en ese espacio de tiempo (2002-2015) disfruté de la versión del Bobo Stenson Trio, por una parte, y las del Charles Lloyd Quartet, por la otra, de temas claves en la abundante obra de Silvio: “Oleo de Mujer con Sombrero” (a cargo del primero) y “Te Amaré” y “Rabo de Nube” (por el segundo).
“Amoríos”, disco en cuestión, se integra con catorce cortes, bastante desiguales entre sí (supongo que a consecuencia de que se trata de composiciones realizadas entre los años de 1967 a 1980), y porque además se combinan algunos de probado éxito (las variables al “Oleo de Mujer con Sombrero”) con otros que aún hoy estimo ininteligibles y/o intrascendentes -nunca pensé en el pasado que pudiera decir algo así de las composiciones del Silvio… Sin duda, la vida nos ha cambiado-, con los necesariamente sublimes. Para esta grabación, Silvio ocupa del apoyo de Niurka González (flauta); Jorge Aragón (teclados); Jorge Reyes (contrabajo); Oliver Valdés (batería); Emilio Vega (vibráfono y percusiones); y la Orquesta Sinfónica del Liceo Mozartiano de La Habana, dirigida por José Antonio Méndez Padrón.
Los temas que se convierten en variables de “Oleo de Mujer con Sombrero” se titulan “Dibujo de Mujer con Sombrero” (“…Se supone que eres un regalo que se me rompió enseguida y ahora, nada: lo de siempre… Oh, mujer: ojalá que contigo se acabe el amor. Ojalá hayas matado mi última hambre, que el ridículo acaba, implacable, conmigo y yo, de perro fiel, lo transformo en canción…”); “Oleo de Mujer con Sombrero” (con una idea de acompañamiento basada mas en el “filin” jazzístico propio de La Habana, y que empata, sin duda, con la versión que ya había dicho que el Bobo Stenson Trio había realizado en el mes de mayo del año de 1997, en la producción identificada como “War Orphans”, del sello discográfico ECM, junto con Anders Jormin en bajo y Jon Christensen en batería, y que sin duda, ha resultado ser uno de los más excelsos tratamientos que se le han dado al tema en cuestión y el cual obviamente se recomienda para su deleite, en la medida en que se conozca la versión original, así como la variable que ahora se comenta, y a cargo de su autor); “Detalle de Mujer con Sombrero” y “Mujer sin Sombrero” (“…Nadie ocupó tu silla, tu canción; hay que salvar esos recuerdos de todo lo que fue ruin, hay que salvar esos recuerdos…, para salvarte a ti…”).
Luego tenemos otras propuestas, estas sí excelsas, las tituladas “Una Canción de Amor esta Noche” (“…Una canción de amor esta noche, inesperada para mi voz; una canción de amor y de goce, una canción de amor y los dos… Una canción de amor que se muere fuera del odio, el miedo, el quizás; será de amor por si tu me quieres, será canción por si tú te vas…”); “Con Melodía de Adolescente” (“…Con melodía de adolescente, parto y te entrego mi adiós para siempre, la despedida, que fue nuestra amiga más fundamental…”); “Tu Soledad me Abriga la Garganta” (aunque quizá no tan sublime, porque el tema melódico seleccionado no “embona” con el sentido letrístico per se intenso): “…Yo he sido un hombre desarmado por aplaudidas soledades, por años de vigilia, por caravanas de algodón, por miríadas de lunas pasajeras que vinieron, que vienen, que vendrán. Yo he sido un hombre como soy todavía, que viene desde entonces caminando hacia ti, apartando las ramas para tocarte las mejillas, para besar tus ojos inteligentes, esperando por tu profético silencio… por tu profético silencio…”; “Haces Bien” (“…Haces bien con irte lejos, a la Casa de las Novias, al bufete colectivo, al carro fúnebre tocando, anunciando a la ciudad la casi melodía de tu primera noche de amor a sangre fría… amiga mía… Haces bien este domingo con irte y no aparecerte, que el edificio está lleno de sueños donde caerse. Haces bien: déjate el pelo como mejor te parece…”); “Que Distracción” (“…Qué distancia, mi amor, de mí a la vida; qué cansada canción me llama, vencida. Soy un viejo que duerme entre sus losas; soy un niño que sueña tantas cosas. Qué distancia, mi amor; qué distraído estoy por creer, por soñar. Así soy…”); “Se Cuenta de Tí” (“…Quizás sea muy joven uno de los dos, o alguien llegó tarde y no se advirtió. Quizás lo mejor es ni averiguar, no sea que sea nada este intento de amar. Se piensa de ti que acaso seas bien, que acaso seas mal. Da miedo saber que el mítico amor nos dice por señas que hay ratos que trata de hablar…”); y “Que Poco es Conocerte” (“… Qué poco es conocerte, qué poco es todo sentirte tibia como el cielo. Qué poco es conocerte, saber que era un amor más en todo el mundo. Un nuevo amor, piedra por piedra. Hecho de sal y hecho de arena como son todos los amores…”).
De esta producción “Amoríos”, se me antojan temas intrascendentes “Día de Agua”, “¿En Cuál de esos Planetas?” y “Querer Tener Riendas”, aunque quizá salvable en esta parte que refiere lo siguiente: “…Pero cuando subas a mi cuerpo, asegura que ya esté despierto. Amar es como rodar un coche por el precipicio de la noche. Y ante tal peligro es muy humano querer tener riendas en las manos…”.
De acuerdo: esto ocurrió en el año 2015, y son percepciones de aquel momento, que todavía hoy pudieran ser rescatables. Como sea, se suponía que en esta entrega les iba a comentar del contenido de “Quería Saber”, que es lo que ahora tenemos, y que algunos trasnochados afirman que en este material se han reencontrado con el “joven” Silvio. Nada más imposible: las clásicas y esperadas afirmaciones de los “chairos ilustrados” … Nada bueno les podemos pedir o esperar.
Espero que esto de las consultas dirigidas, sin debate, y obvio, sin respuesta, nos liberen tiempo para hablarles del “Quería Saber…
Sergio Rodríguez Prieto.
Junio de 2024.
Aguascalientes, Ags.