Las salchichas y las leyes...
“…Ella es un raro
desastre que no cualquiera puede controlar y esa rareza que pocos pueden entender...
Así es ella…”. Y tengo que
destacar ahora que por lo avanzado de mi edad, el “control” sobre Mariana no se
me da, y mucho menos el entendimiento pleno a su muy especial forma de ser. Y
eso que he pasado por mucho…
En aquel año en
que ingresé a la Carrera de Derecho en la Universidad de Guanajuato, la idea
fue de que iba a ser de mucho trabajo y poca diversión. Pero resultó lo
contrario: mucha diversión y poco trabajo. Las clases en general me distraían
(excepto la de Derecho Romano y sus dos interminables cursos) y aprendí lo
esencial de cada una de ellas, con la mera asistencia y ligeras lecturas de la
nefasta bibliografía existente en el momento, la que proponía la Editorial
Porrúa (material que desde hace ya bastante tiempo coloqué en el basurero). Así
que fuera de ello, me “refugiaba” en el cine, la sala de concierto del Teatro
Principal o del Teatro Juarez, el Teatro Universitario (“Entremeses
Cervantinos” de inicio), Radio Universidad, la lectura casi total de la obra de
Jean Paul Sartre, el “boom latinoamericano”, Nietzsche, el maravilloso Festival
Internacional Cervantino que iniciaba… Es decir: no era de los “matados”. Por
eso mis dificultades posteriores para la obtención de la Maestría, y ni pensar
en un doctorado.
Con todo ello o
a pesar, empecé a reflexionar sobre el tema básico de mi carrera: “las leyes”
(constitución, códigos, reglamentos). ¿Cómo se hacían las leyes que teníamos
que conocer, estudiar, desentrañar, explicar, aplicar? La respuesta no la
encontré de forma inmediata, ni en clase, ni en los libros que ya dije que eran
bastante malitos (por ejemplo, “Introducción al Estudio del Derecho” de García
Maynez), ni con los compañeros de grupo. Algunos me respondían con obviedades:
“…las leyes son hechas
por el Poder Legislativo…”. La respuesta no
llegaba, y por ello, mi inquietud por elaborar normas: es decir, si nadie me
podía aclarar cómo se hacían las leyes, pues tendría que hacer una (o varias)
para saber su origen. Un maestro cuyo nombre ya no recuerdo sí me dijo al
respecto que, “…Con las leyes pasa
como con las salchichas: es mejor no ver como se hacen…”. Después investigando el origen de tal
frase, me di cuenta que se le atribuye a Otto von Bismarck (considerado el
fundador del Estado Alemán), y expuesta de forma diversa: “…las leyes, como las salchichas, dejan de
inspirar respeto en proporción a cuánto sabemos de cómo están hechas…“.
No me hizo
mella tal apreciación, y comencé la aventura, no sólo, por cierto, ya que en
éste primer ejercicio, y como parte de nuestro servicio social profesional,
junto con Guadalupe Camarena Ramírez (quien llevó a cabo su actividad
profesional y de buena manera, al interior del Poder Judicial del Estado de
Guanajuato, alcanzando el nivel de Magistratura, y que entiendo hoy se
encuentra jubilada), elaboramos el “Reglamento de la Escuela Secundaria
Fulgencio Vargas de la Ciudad de Guanajuato”. Y luego, pues diversas mas, ya
aquí en Aguascalientes… Quizá mas adelante les platique con detalle como surgió
la temática de la “Legislación Penal del Estado de Aguascalientes 2004”.
Y es
precisamente ahora que reviso algunos aspectos de mi vida, que concuerdo con lo
que me afirma Mariana, de que “…En la vida seremos la savia; en la soledad, melancolía; en el
hastío, seremos calma; en lo incierto, la prisa; en el llanto, pañuelo; en el
beso, los labios; en el sexo, el deseo; y en el tiempo, olvido….”.
2 de Julio de 2019
Aguascalientes, Ags.
Sergio Rodríguez
Prieto.
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