La Idea era tronar al SNTE.
Por Sergio Rodríguez Prieto.
09 de octubre 2019

                  La ausencia en este medio en las últimas semanas tiene una lógica explicación: no había motivo o motivación alguna para mantener mi comunicación con ustedes; nada que decir que tuviera importancia. Mariana simplemente ya no aparecía en mi vida. Ahora ya regresa -por fin-, después de haber concluido una de sus recurrentes visitas al infierno. No la cuestioné por ello, y solo se concretó a decirme: “…Eres mi peor pesadilla y la única que entiendo. Bésame sin piedad, hasta que entienda…”. Quizá la razón de su ausencia era no regresar, pero siempre cuesta trabajo dominar el entorno. Así sucedió con el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica del año de 1992.

                           Al frente de la Secretaría de Educación del Gobierno Federal se encontraba Ernesto Zedillo Ponce León, que planteó “…El Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica recoge el compromiso del Gobierno Federal, de los gobiernos estatales de la República y del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, de unirse en un gran esfuerzo que extienda la cobertura de los servicios educativos y eleve la calidad de la educación a través de una estrategia que atiende a la herencia educativa del México del siglo veinte, que pondera con realismo los retos actuales de la educación, que compromete recursos presupuestales crecientes para la educación pública, y que se propone la reorganización del sistema educativo, la reformulación de los contenidos y materiales educativos, y la revaloración de la función magisterial…”. Desde finales del año de 1991, se recibieron las instrucciones para modificar las estructuras administrativas estatales y asi poder estar en condiciones de operativizar tal idea; en consecuencia, con mi función de ser Director General Jurídico del Estado de Aguascalientes, durante la administración del Ingeniero Miguel Angel Barberena Vega, fue que prácticamente los cuatro primeros meses del año 92, estuve viajando constantemente al entonces Distrito Federal a llevar a cabo el necesario intercambio de información y las “instrucciones” para recibir el gobierno del estado la “tarea” de hacerse cargo de los aspectos básicos de la enseñanza. Aquí en Aguascalientes los profesores del área se encontraban administrados de una manera muy “sui generis” (valga el término), a partir de la existencia de una oficina de servicios coordinados, toda vez que los titulares en clase de enseñanza pre-escolar, primaria y secundaria, según sus relaciones, amistades, parentescos o simple suerte, recibían el nombramiento correspondiente, fuese con “plaza” federal, estatal o municipal, y se podía dar el fenómeno, como se daba, de que algunos o algunas (por aquello del exigente manejo de género hoy en día) contaban no con una, sino con dos “plazas”, puede que hasta tres. Como sea, el tema programático, eso sí, era impuesto por la Secretaría de Educación Pública. Y a pesar de tal “categorización”, la representación sindical se conjuntaba en la Sección 1 del Sindicato Nacional para los Trabajadores de la Educación (el SNTE), que imponía determinadas condiciones “impositivas”, sobre todo en el tema de otorgamiento de “plazas”.

                           El hecho de asistir a las reuniones a las que se me convocaba, que en el caso de la representación de Aguascalientes, se realizaban en el edificio sede de la SEP, y siempre con la presencia del entonces Oficial Mayor, Esteban Moctezuma, me pude enterar de una temática central en el asunto, y que ahora les cuento: Ya Carlos Salinas de Gortari (para intentar debilitar el Sindicato de Trabajadores Petroleros, que le jugó “contras” en su campaña para la presidencia de la república), había “destituido” a Joaquín Hernández Galicia “La Quina” como su secretario general, con el correspondiente y abusivo proceso penal que lo llevó a la cárcel. Con esa metodología se intentaba hacer lo mismo con Carlos Jongitud Barrios, quien avispado se presentó con el presidente de la república a decirle: “…Yo con dos cachetadas tengo, y hay le dejo a la “güera”…”.  Y así fue que quedó al frente de la SNTE la inefable e inasible Elba Esther Gordillo, PERO CON LA IDEA INICIAL DE QUE CON EL ACUERDO DE REFERENCIA, SE IBA “DEBILITAR” A TAL SINDICATO. Es decir, se pretendía originalmente “tronar” al SNTE. Asi entonces, se buscaba que la normatividad modificada sirviera para que las secciones estatales, permanecieran autónomas y desligadas de una conformación nacional, al decidirse que el nuevo “patrón” de los trabajadores, fueran solo los gobiernos de los estados.

                           Esto entiendo se asimiló adecuadamente por el gobierno de Aguascalientes, puesto que su “problemática” en ese tiempo, se podía decir que era fácilmente manejable, a comparación de diversos estados. Recuerdo también que en la primera sesión a la que asistí, se encontraban presentes las representaciones del Estado de México, Coahuila y Oaxaca, así que el escuchar sus “exigencias” para el logro del acuerdo, a mi me resultaba incomprensible el tan alto nivel de “grillez” que las caracterizaba. Las siguientes reuniones, ya fueron sin la presencia de tales pesos pesados. Por supuesto, y como siempre el tema fundamental en todo esto, lo fue el económico, que se suponía resuelto con la mera transferencia del monto de los sueldos de quienes tenían “plaza” federal, y apoyo accesorio para quienes no tenían esa condición, y proceder al otorgamiento de las llamadas “claves” (nombramiento) en forma igualitaria a todos los profesores y solo por el gobierno estatal. Por ello la extinción de la oficina de los servicios coordinados de educación. Y así se manejó tal punto en el referido Acuerdo Nacional: “…A fin de corregir el centralismo y burocratismo del sistema educativo, con fundamento en lo dispuesto por la Constitución General de la República y por la Ley Federal de Educación, el Gobierno Federal y los gobiernos de las entidades federativas de la República celebran en esta misma fecha convenios para concretar responsabilidades en la conducción y operación del sistema de educación básica y de educación normal. De conformidad con dichos convenios y a partir de ahora, corresponderá a los gobiernos estatales encargarse de la dirección de los establecimientos educativos con los que la Secretaría de Educación Pública ha venido prestando, en cada estado y bajo todas sus modalidades y tipos, los servicios de educación preescolar, primaria, secundaria y para la formación de maestros, incluyendo la educación normal, la educación indígena y los de educación especial…”.

                           Una vez publicado el  ACUERDO NACIONAL PARA LA MODERNIZACION DE LA EDUCACION BASICA en el Diario Oficial de la Federación, que lo fue el martes 19 de mayo de 1992, un día después de celebrada la reunión nacional de firmas, y después de una agotadora jornada que tuvimos los “operadores” el domingo 17, de manera casi inmediata, el Gobernador Barberena me solicitó llevar a cabo la operativización de lo acordado. Y así fue que inventé el Instituto de Educación de Aguascalientes. Previo proceso legislativo, inició sus funciones en el mes de junio de 1992, por lo que TOTALMENTE FALSO lo afirmado ahora en el portal de tal organismo de que “…La creación del Instituto de Educación de Aguascalientes se dió el 17 de enero de 1993…”. Y precisamente porque empezó sus funciones el citado mes de junio, es que se logró en ese momento tener un adecuado manejo de las “relaciones laborales”, al no tener el sindicato nacional, “injerencia” en asuntos meramente locales. Para el mes de agosto o septiembre, también del año de 1992, la Secretaría de Educación Pública llamó al gobierno del Estado de Aguascalientes a “rendir cuentas”, porque, según los dirigentes de la SNTE, se habían alterado en su perjuicio los temas del Acuerdo Nacional. La respuesta fue que tales apreciaciones eran equivocadas, lo que evidentemente se demostró, Y NO SE REALIZÓ MODIFICACIÓN ALGUNA A TAL ORGANISMO, hasta el año siguiente, con la nefasta intervención de Otto Granados Roldán.

                           Pero en fin y ahora, con las leyes de la Cuarta Transformación, el tema sigue igual o peor a como se encontraba en tal época, que por lo menos se intentó algo razonable. Bien se dice que “…de buenas intenciones se encuentra empedrado el camino del infierno…”, camino que conoce a plenitud la ya no ausente Mariana.

Aguascalientes, Ags.
9 de Octubre de 2019
Sergio Rodríguez Prieto.

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