"Un Abogado Exitoso en un 50%".
Por Sergio Rodríguez Prieto
02 de noviembre 2019
“…Escucha
bien Sergio: tu ves el mundo, pero si yo te veo a ti, lo demás sobra…”
Con
esta frase me recibe Mariana al inicio de la semana, después de una ausencia de días, por aquello de preparar
sesiones para discutir temas tales como feminicidio, violencia de género y
fuero, y obviamente intervenir en ellas, con digamos, aceptables resultados. Y
estas participaciones me hacen recordar que no podía ser tan mal profesional
del Derecho, vía profecía del Maestro Antonio Torres Gómez, todo un personaje
en el Estado de Guanajuato, y por supuesto de la Universidad del lugar, que por
cierto, nunca ha pregonado su “autonomía” para ser realmente una institución
académica de alto nivel.
No
recuerdo con claridad si fue en el mes de mayo o de junio del año de 1972, y a punto de terminar el segundo año de
la carrera de derecho en la citada Universidad de Guanajuato, que algunos de
los integrantes del grupo académico al que pertenecía, nos presentamos en la
Dirección de la Facultad de Derecho, entonces a cargo del afamado Maestro
Torres Gómez, a “mostrarle” los trofeos obtenidos en las actividades deportivas
en las que habíamos participado (basquetbol y futbol) como alumnos de la carrera, en los
eventos deportivos organizados por la propia institución. Seguro esa ocasión no
fue la más afortunada para ello, puesto que era evidente el mal humor que el
Maestro Torres Gómez evidenciaba. Mal que bien, nos recibió, y aceptó de mala
manera la entrega de los citados “trofeos”, con la necesaria explicación de la
forma en que fueron obtenidos. Ya para ese tiempo, mi apariencia física (a mis
dieciocho años) era bastante descuidada, con el añadido de exhibir una melena
que hoy por supuesto extraño (pelo largo que adopté desde mi ingreso a la
Universidad, hasta la fecha, aunque hoy sea escaso, y que no me cortado, mucho
menos en ese tiempo, al grado de que por ello, no realicé el “servicio militar”,
que por cierto, para maldita cosa es útil).
Quiero
suponer que, como persona racional que era el maestro en cuestión, ya casi al final del evento, cambió su actitud y
procedió a realizar las felicitaciones “de cajón”, no sin antes dirigirse a mi
y comentarme: “…Tan desprestigiada que
está la Carrera de Derecho, y usted aquí…”. Seguro que tenía algo de información respecto de
mi comportamiento en la Universidad, pero ello ya era inevitable.
Ya
para terminar el trago amargo en el que nos involucramos, y realizada la
despedida, justo antes de retirarnos de las oficinas, de manera seria y formal
me encara el Maestro Torres Gómez,
y me aclara: “…Escuche bien Sergio:
para ser buen abogado se requiere contar con dos grandes virtudes. Para ser
buen abogado, se requiere audacia, y usted es audaz. Para ser buen abogado, se
requiere inteligencia, y usted es… audaz…”. Solo atiné a responder: “… Gracias
por el dato. Seguro tendré asegurado el éxito en ese cincuenta por ciento…”. Y con ese mediano éxito me voy desarrollando por
el mundo.
Concluyo
hoy con otra frase marianesca: “…Si
supieras todas las cosas calientes que te puedo hacer, por ejemplo… una buena
taza de café. Buenos Días…”.
Aguascalientes, Ags.
1 de Noviembre de 2019.
Sergio Rodríguez Prieto.
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