Huácala que rico
Mtro. Sadí Kuri Martínez
17 de septiembre 2019.
Hace unos días en el municipio de Soto La Marina,
Tamaulipas, un estado ya, históricamente golpeado por la delincuencia
organizada, el presidente López Obrador declaró lo siguiente:
“No estoy diciendo que no hay
problema, claro que hay, pero estaba peor; o sea, estaba muy difícil, ustedes
lo saben; ha ido bajando (la violencia), se ha ido serenando la situación, hay
menos inseguridad; ahora tenemos más problemas allá en la frontera, hay un
grupo que está muy beligerante y lo estamos llamando a que le baje y que ya
todos nos portemos bien. ¡Ya!, al carajo la delincuencia, fuchi, huácala; es
como la corrupción, fuchi, huácala.”, si estas palabras las hubiera
dicho en campaña quizás, y digo; quizás, hubieran pasado inadvertidas, pero viniendo
de un presidente de un país sumido en la violencia, resulta insultante.
Como siempre, los datos del Señor presidente,
distan mucho de la realidad; refiere que antes (la violencia) “estaba peor”, “muy
difícil”, pero ahora “ha ido bajando” y “se ha ido serenando la
situación”. Sin embargo, no refiere sus
fuentes. Como titular del ejecutivo federal tiene acceso a cifras del INEGI,
Centro Nacional de Inteligencia (si es que ya está en funciones) Secretarías de
Gobernación, Seguridad Pública, Defensa, Marina, etc. Pero no, como desde el 1º
de diciembre de 2018, le funcionan mas; sus otros datos.
Un verdadero estadista (persona experta en asuntos
de Estado o en política) hubiera expuesto los nuevos esquemas de seguridad
pública y hubiera rematado comparando cifras. De esta manera se demuestran
clara e inequívocamente, las conclusiones a las que se lleguen.
La puntilla fue cuando refiere que “hay un
grupo que está muy beligerante y lo estamos llamando a que le baje y que ya
todos nos portemos bien”, ¿En verdad esta es la estrategia de seguridad
pública? ¿Pedirle que se porten bien a un grupo de delincuentes que no se
tientan el corazón para irrumpir a un domicilio y de manera por demás artera y
cobarde arrebatarle la vida a un padre de familia y sus menores hijos? ¿Así es
como, según el señor presidente, ha bajado los índices de violencia?
Al final remata con un ¡Ya!, al carajo la
delincuencia, fuchi, huácala; es como la corrupción, fuchi, huácala.”,
esa es la visión del Ejecutivo Federal. Cifras del Secretariado Ejecutivo del
Sistema Nacional de Seguridad Pública (cifras oficiales) señalan que la
incidencia delictiva a nivel nacional a julio de 2019 ha sido de 174,452 casos,
11,611 más que los reportados en julio del 2018, lo que supone un incremento
del 7.13 %. Solamente en el mes de junio se registraron 3,001 homicidios
dolosos acumulando así 17,138 en el primer semestre del año, lo anterior supone
una media de 95.2 diarios y un 7.2% más respecto al primer semestre de 2018. El
año mas violento que ha tenido el México postrevolucionario ha sido el 2018 con
33,369 homicidios.
Si el Gobierno Federal no da un golpe de timón
fuerte y determinante, estaremos quizás en lo que puede ser el año mas violento
que haya vivido México después de la Revolución. A este ritmo podríamos estar
cerrando el año con más de 35,000 muertes con motivo de la delincuencia
organizada. Como lo hemos señalado en muchas ocasiones, el señor presidente
recibió un país en una severa crisis de seguridad pública, con problemas de
corrupción muy enquistados. El problema es que el mismo presidente se complica
la existencia, cuando refiere que estos problemas los soluciona de manera
sencilla y rápido. En el archivo digital del internet existen muchas evidencias
de esta aseveración; se pueden encontrar entrevistas y discursos, en campaña,
como presidente electo y como presidente en funciones, en donde López Obrador
refiere que problemas como el de la delincuencia, la corrupción, el robo de hidrocarburos,
la perforación de pozos petroleros, etc., son problemas muy sencillos de
solucionar. La realidad es muy distinta.
El año acabará con una Seguridad Pública que no ha
podido mejorar el gobierno federal, con una Guardia Nacional que solo ha hecho
labores de policía migratoria, con un ejército muy resentido con el titular del
ejecutivo por amarrarles las manos, pero eso si con un Mireles que llama
pirujas y nalguitas a las mujeres y su único castigo será tomar un curso de
violencia de genero; huácala que rico!!!!!
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