"¿Violencia Digital?"
Por Sergio Rodríguez Prieto
30 de noviembre 2019.

He vuelto a tropezar con el pasado y he pedido, en el bar de mis pecados, otra copa de ron…”.
Joaquín Sabina.
            

             El Derecho Penal NO sirve para muchas cosas

             Debo decirles que en mi pasado universitario (modelo estudiante) pude vivir aquello de “…la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta…”, frase mediante la cual Silvio Rodríguez supo definir años después (pocos) lo que yo ya había experimentado y que ahora, con Mariana, se recicla. Y con ello , me doy el lujo de desmentir a Sabina, quien afirma equivocadamente que “…se ama lo que no se tiene…, se añora lo que nunca jamás sucedió…”.

             Destaco por ende, que ante la presencia de la fuerte ideología neofeminista que hoy se manifiesta de forma necesaria y desmedida, para bien o para mal, si se hubiera presentado antes, con tal escenario durante mi crecimiento como persona, ¿hubiera tenido sentido mi vida y el relativo éxito con el que cuento? Seguramente no, y me asusta el pensarlo…

             Regreso entonces a las guardias que como Agente del Ministerio Público realizaba durante los años de 1979 a 1981, para destacar específicas decisiones que hoy me hubieran llevado al fracaso. Durante los domingos, el desfile de denunciantes se dejaba sentir a partir de las dieciocho horas (momento en que los efectos de haber ingerido bebidas embriagantes, se manifestaba invariablemente en actos de violencia, que no de amor), por lo que las horas anteriores, eran de “aburrimiento” pleno. En esas condiciones de “relax”, se presenta a la “guardia” una mujer no tan agraciada físicamente, además de descuidada en su aspecto personal, a “denunciar” a su marido, quien momentos antes (me informó), le había dicho lo siguiente:

             - “…Te voy a matar… No sirves para nada… Eres floja y fea… Ya me tienes harto…”.

             Me concreté a escucharla, y aconsejarle que tuviera cuidado. Insistió:

             - “…¿Qué no va a hacer usted nada? Le acabo de informar que mi marido me quiere matar…”.

             Volví a responderle que se cuidara, y que en efecto, ante ello, no iba a hacer nada. Me reclamó:

             - “…¿Acaso quiere usted que me mate?…”.

             Le respondí que no era ese precisamente mi deseo. Agregó:

             - “…Entonces, ¿en qué momento va usted a trabajar?…”.

             Le respondí: “…Cuando la mate…”.

             Obvio: se retiró de la oficina molesta (perdón, quise decir, encabronada). No supe que pasó después, pero de lo que si estoy cierto es de que no di “fe” de la existencia de su cadáver en meses posteriores.

             Esa misma noche, poco después de la una de la mañana, una mujer joven y atractiva, se presentó también a la “guardia”, solo cubierta con su vestido, y evidentemente afectada físicamente, con huellas de golpes en diversas partes de su cuerpo, pero sobre todo en cara, cuya nariz y boca sangraban. Antes de pedir información sobre lo ocurrido, pedí fuera auxiliada por el área de medicina, y una vez atendida de sus lesiones, me explicó que al tener una discusión con su esposo “alcoholizado”, éste se molestó y procedió a golpearla, y por ello y como pudo, salió de casa y decidió venir a formular “denuncia”. Un poco más serena, le pregunté que exactamente deseaba realizar.

             -“…Verá usted, señor licenciado. Tengo dos años casada y viviendo con este señor en la ciudad, porque la compañía donde trabaja lo trasladó para acá. Soy originaria de Veracruz y lo conocí en el Distrito Federal. He tenido muchos problemas con él, puesto que no me deja hacer muchas cosas. No hemos tenido hijos. Así que si usted me ayuda, yo lo que quiero, es regresar con mi familia a Veracruz. Así que solo pretendo retirar mis cosas personales de mi domicilio, e irme sin que este señor me detenga. ¿Se puede? ¿No me acusará después de “abandono de hogar”?…”.

             Respuesta: “…¡Claro que se puede!…”. ¿Que se hizo al respecto? Se acompañó a la referida a su domicilio, procediendo en primer término (sin orden de aprehensión y sin estricta la existencia de la mal entendida flagrancia) a la privación de la libertad del “marido golpeador” (quien “quedó a disposición” del Ministerio Público en los “separos” de la policía judicial); luego, a que la señora golpeada pudiera ordenar sus cosas y su persona; enseguida, a trasladarla a la “central camionera”; a esperar abordara el transporte que la llevara de regreso a casa; a que se reportara de que se encontraba sana y salva con sus familiares; y a que, cuarenta y ocho horas después del evento, quizá un poco más, dejar en libertad al marido golpeador. Igual: meses después, ya no supe de la existencia de ambos, ni para bien, ni para mal.

             ¿Para que sirve el derecho penal? Para NO muchas cosas. Estas breves, pero significativas historias, nos muestran que para el tema de la “violencia contra la mujer”, EL DERECHO PENAL NO ES NI SERÁ DE GRAN EFICACIA. ¿Violencia digital? Eso, ¿que diablos es? ¿El haber “tipificado” el “feminicidio” ha evitado su comisión en la vida cotidiana?

             Sancionar vía penal a las feministas que al manifestar su inconformidad con el orden social destruyen monumentos históricos, ¿resolverá tal problemática de orden social y ya no se destruirá o afectará tal equipamiento urbano?

             El peor error en el que estamos cayendo, es creer que el Ministerio Público nos va a resolver nuestra existencia. Ya todas las conductas a cargo de los seres humanos han sido objeto de “criminalización” y estamos dejando en manos (las más inadecuadas) del fiscal, el de resolver de todo lo “malo” que nos ocurre.

             Este espacio no está destinado al “análisis” de figuras típicas, por lo que solo calificaré de “desastrosa” la concreción de los llamados “delitos contra la intimidad sexual”, expuestos como “…Captar, producir, enviar y/o compartir en plataformas físicas o digitales, cualquier contenido íntimo de una persona y/o desnuda parcial o totalmente sin su consentimiento expreso o voluntad con el fin de causar daño o la obtención de un beneficio económico, sexual, laboral o cualquier otro…”. ¿Un desnudo total o parcial, necesariamente es de naturaleza sexual? Con estos diputados y diputadas, la Capilla Sixtina nunca se hubiera realizado…

             Por fortuna ahora cuento con Mariana que me insiste: “…Tengo un corazón terco: prefiere errar contigo que acertar con alguien más…”. Por cierto, y para que vaya quedando claro: Mariana es MUJER…

Aguascalientes, Ags.
30 de Noviembre de 2019.
Sergio Rodríguez Prieto.


            

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