“TOVARICH” Por Sergio Rodríguez Prieto.

  

“TOVARICH”

Por Sergio Rodríguez Prieto.

 

 

“…No era mujer para un poeta, la liquidez era su meta. Mi sex-appeal cayó en picado cuando me vi desheredado… Luego volví donde el olvido, mi único amor correspondido, terca pasión, dulce tormento, yo tan mayor y no escarmiento… Y en la mitad de un blues me plantó la princesita azul…”.

“Me Plantó la Princesita Azul”.

Joaquín Sabina.

 

                                         Iniciaba el presente año de forma optimista… Recibí toda clase de felicitaciones debido al cumpleaños obligatorio que rápido llegó… Alguien muy querido por mi me recordó, que la gran ventaja de haber nacido en el mes de enero, es porque tenemos la oportunidad de escoger los mejores días para festejar, puesto que solo se trata de días nuevecitos, no desgastados, y los podemos gozar plenamente… Lo que efectivamente es correcto: les dejamos a los que siguen solo días ya usados…

 

                                         Debería ser otra la forma de agradecer las felicitaciones y parabienes enviados, es decir, brindando por seguir vivos, con aquello que sea de su mejor agrado, evento éste que también este año se nos ha complicado… Apenas una “reunión de trabajo” para cambiar el mundo jurídico… y ya. Pero lo que mas cala, son las ausencias, ya no físicas, sino reales. Apenas el pasado jueves 6 de enero recibí con gusto el siguiente mensaje: “…Tovarich: felicidades y recibe un fuerte abrazo en el día de tu cumpleaños…”. Era, por supuesto, el mensaje del Maestro Alfredo Zermeño Flores, no solo excelente amigo, sino real “camarada”, como gustaba ser identificado: TOVARICH… Agradecido por el detalle, quedamos de vernos en cualquiera de estos días, para llevar a cabo un festejo pleno, de la forma tan excelente que él sabía hacerlos en su estudio de trabajo, lugar de reuniones harto enriquecedoras. NO será ya eso posible… y eso me entristece sobremanera… hoy lunes 10 de enero, una de sus hijas, Maru, me informa de su partida.

 

                                         Fue en el año de 1979 cuando me reencontré de manera casual con el Maestro Salvador Delgado Ramírez -toda una institución en el deporte local en el siglo pasado, a quien yo conocí, primero como mi maestro de Educación Física en la Secundaria del Colegio Margil, y luego como mi guía en el Instituto Nacional de la Juventud Mexicana (INJM), donde inicié mis labores editoriales, así como de producción radiofónica-. Pues bien: ya desempeñándome como Agente del Ministerio Público, época en que tal actividad si era reconocida y respetada socialmente (bueno, uno hacía enaltecer tal función pública), fue que el citado maestro Salvador me pidió lo acompañara al “Estudio de Tovarich”, allá por los rumbos del Templo de San Marcos. Obvio que acepté, por la necesidad de comentar de mis “logros” a quienes me escucharan, y porque, teniendo referencias de la obra plástica del Maestro Zermeño Flores, no estaría tampoco mal que yo pudiera platicar algo al respecto. Era un día sábado, aproximadamente a las 14:00 horas cuando ingresé por vez primera a tan “alucinante” estudio, y fui recibido, como siempre ocurrió con todos sus invitados, y con los invitados de los invitados, de manera muy afectuosa. Ya en el interior se encontraban otras personas (apenas recuerdo de ese día al Maestro Humberto Naranjo, Ismael Martínez Guardado, y a Marcelo Sada, en ese entonces, ya maestro de filosofía en la UAA), y muchas cosas que destacar del lugar: como lugar de creatividad, lleno de toda clase de obras de arte, lo que generaba un entorno “especial” para charlar sobre toda clase de temas, pero al más alto nivel, no la elemental “discusión de borracho”; y música… siempre música… buena música.

 

                                 Mi participación entonces en tal inicial ocasión no fue para presumir mis “logros”, sino seguir la temática en tal lugar planteada. Y ¡oh! Enorme sorpresa: El maestro Zermeño Flores me comentó no se explicaba el por qué me habían “echado” de Radio Universidad Autónoma de Aguascalientes, si el planteamiento que conoció le resultaba atractivo. Y sobre tal temática, salpicada de filosofía y política antilopezportillista, concluyó tan memorable jornada. Y así que me decidí a regresar -y pronto- a tan acogedora estancia. ¿Algún pretexto para ello?

 

                                 La imagen que de tal personaje se incluye en la presente entrega nos muestra en el fondo solo parte de su colección de “cassettes” con contenidos musicales de la más extensa variedad y buen gusto. Pues cuando estuve esa primera vez, noté que tenía, en ese tiempo, un promedio de veinte a treinta de esos “cassettes”. ¿Asi que? Pues le propuse invitarme a su estudio, llevándole en cada ocasión, mínimo media docena de acetatos, para que pudiera grabarlos y ampliar así su colección, propuesta que fue aceptada de forma inmediata. Se entiende que después de ello, lo visité en incontables ocasiones…

 

                                 Extrañaré su amistad (ya cada vez más reducidas en mi actual vida)… extrañaré su forma de comentar sus conocimientos… de recordar gustosos cuando juntos tomamos clase de “Didáctica” en la UAA… de la forma en que disfrutamos siempre de toda clase de música… de su acertada frase “lo que aquí no tenemos se inventa” (y si, nada para él era obstáculo)… en fin, cada vez más solo…

 

                                 Pregunta: ¿cómo se hace para “robar” un mural? ¿Saben la respuesta? Luego les platico del “traslado” del “Ejercicio Plástico” de David Alfaro Siqueiros. Todo un arte en el que estuvo presente, MI AMIGO, el MAESTRO ALFREDO ZERMEÑO FLORES, “TOVARICH”.

 

                                 ¿Lo de la princesita azul? Es claro ahora que es un tema menor.

 

Aguascalientes, Ags.

10 de enero de 2022.

Sergio Rodríguez Prieto.