Negligencia médica: una historia de dolor e incertidumbre.
Especial/Noticen.
Aguascalientes Ags., 14 de febrero de 2025.- La negligencia en el ejercicio de una profesión es siempre censurable, pero cuando se trata de médicos y personal de salud, las consecuencias pueden ser devastadoras, incluso fatales.
Tal es el caso de María de la Paz, ama de casa de 66 años, quien ingresó al Hospital General del ISSSTE en junio de 2024 por padecimientos gástricos. Lo que parecía un problema de salud tratable se convirtió en un calvario que, seis meses después, culminó con su fallecimiento en circunstancias que su familia aún desconoce con certeza.
Su esposo, Ignacio Valdés Hernández, expresa su dolor con admirable resiliencia:
“Sé que lo que haga no le devolverá la vida a mi esposa, pero quiero saber qué le pasó, de qué murió y, sobre todo, evitar que alguien más pase por lo mismo.”
María de la Paz ingresó al hospital con dolor abdominal y deshidratación, aparentemente provocados por fallos en su vesícula. Tras varios estudios ordenados por el especialista, determinaron que era necesario colocarle una prótesis: un tubo de malla metálica destinado a conectar la vesícula con el páncreas. Eso fue lo que informaron a su familia.
Desde entonces, durante meses, su vida se convirtió en un ir y venir entre urgencias y hospitalizaciones, siempre con un dolor insoportable.
“Nos dijeron que la prótesis podría estar causando rechazo”, relata Ignacio.
Más de una vez, el médico tratante aseguró que no había nada que hacer para aliviar el dolor.
“Tendrá que aprender a vivir con él”, les dijo.
En diciembre, un episodio de dolor agudo la llevó nuevamente a urgencias. Fue hospitalizada, pero esta vez la situación fue distinta. Su estado, deteriorado por meses de incertidumbre y sufrimiento, empeoró. El 8 de diciembre de 2024 falleció.
El certificado de defunción señala como causas de muerte: “insuficiencia respiratoria aguda con hipoxemia, neumonía por aspiración de alimentos y una neoplasia de comportamiento incierto en órganos digestivos”.
Un día antes de su muerte, el médico Octavio Santos le preguntó a María de la Paz si sabía qué enfermedad tenía. Ella respondió que no. La reacción del médico marcó el desenlace.
“Lo que usted tiene es un cáncer muy avanzado, es terminal. Usted no debería estar aquí, debería irse a su casa y prepararse, arreglar sus cosas porque su enfermedad es incurable y está en estado muy avanzado”, le dijo el doctor.
María de la Paz quedó en estado de shock. Dejó de hablar y de comer.
“A partir de ese momento, su estado se deterioró rápidamente”, narra su esposo Ignacio.
Todavía el domingo 8 de diciembre, día de su deceso, una doctora de nombre Ana, al parecer internista de guardia, sin el menor tacto, le confirmó a ella y a sus familiares que tenía cáncer.
Lo que más sorprendió a la familia fue que, aunque se le había realizado una biopsia antes de su fallecimiento, los resultados fueron negativos para cáncer en aparato digestivo.
Mostrando los estudios de laboratorio a Noticen, dijo que “No revelaron la presencia de cáncer, pero el médico aseguró que sí tenía y que era terminal”, señala Joob Bazaeel Valdés Jasso, hijo de María de la Paz.
El mismo día de su muerte, la familia pidió hablar con el médico para obtener respuestas. Este, lejos de ofrecer una explicación clara, interrumpió la conversación en cuanto notó que lo estaban grabando.
Días después, intentaron obtener respuestas de las autoridades hospitalarias. Fueron atendidos por un médico que se identificó como el doctor Cortez.
Al exponerle las irregularidades en la atención y las contradicciones entre los informes médicos y los estudios realizados, tampoco ofreció explicaciones claras. Cuando la familia comenzó a grabar la conversación, fueron desalojados del hospital con apoyo del personal de seguridad.
Ante la falta de respuestas, Ignacio Valdés presentó un escrito solicitando aclaraciones sobre las inconsistencias en la atención médica y la causa del fallecimiento de su esposa.
Para su sorpresa, el 29 de enero de 2025 recibió un oficio (No. CMI/11/2025) firmado por el doctor Simón Alcántara Méndez, Coordinador de Medicina Interna del hospital, en el que se reconocían inconsistencias en la información proporcionada a la paciente y su familia.
El documento señala que: “…después de revisar el resumen se encuentran varias inconsistencias en la información que se otorgó a la paciente y familiares y la forma de como se le hizo saber del problema de fondo. El protocolo de estudio fue el correcto como lo marcan las guías de práctica clínica”.
“Ya se les hizo saber a los médicos adscritos que deben conducirse como lo marca el código de ética y deben tener más sensibilidad y humanismo para dar sus informes más en este tipo de problemas tan delicados”.
“Sin más por el momento, aprovecho la ocasión para enviarle un cordial saludo y quedo a sus órdenes para cualquier aclaración."
No obstante, el doctor Alcántara no especificó en su escrito de respuesta cuáles fueron las inconsistencias detectadas tras revisar el caso y mucho menos, explicó las causas del deceso de la paciente.
Durante seis meses de sufrimiento, fueron varios los médicos que atendieron a María de la Paz. Varias veces se retrasaron los estudios, pero solo hubo una constante: un fuerte dolor que padeció hasta el día de su muerte.
Ahora, la familia prepara una queja ante el órgano interno de control del ISSSTE y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
“No queremos que más personas vivan lo que nosotros vivimos”, dicen, enfrentándose a una enorme burocracia médica y a la falta de atención profesional.
“Sabemos que el problema del ISSSTE es estructural, y que no somos los primeros ni seremos los últimos en perder a un ser querido por negligencia”, concluye Ignacio Valdés, quien aún se pregunta qué llevó a la muerte a su esposa.