CON LAS MANOS AMARRADAS.
Mtro. en C. Sadí Kuri Martínez
Al inicio de su
campaña electoral el Presidente denotaba una nula propuesta en materia de
seguridad pública. Conforme fue avanzando, seguía igual, lo único que refería
era que sacaría al ejercito de las calles y lo regresaría a los cuarteles.
A nueve meses de
haber tomado posesión, no regresó a los militares a los cuarteles, creó una
Guardia Nacional y ha mantenido una postura “Pacifica” en la manera en la que
enfrenta a la delincuencia organizada.
El tema de mantener
al ejercito en las calles lo hemos abordado en otros espacios y a estas alturas
quedará no nada más como una promesa no cumplida, si no como un engaño de
campaña. Esos que tanto desgastan a la clase política, esos que han pasado a
formar parte de nuestra cultura cuando decimos que lo que se promete en campaña
es una cosa y lo que se hace en funciones es otra, vaya, no son mentiras: son
promesas de campaña.
La creación de la
Guardia Nacional ha sido un verdadero fiasco. Están desmantelando a la Policía
Federal para que los integrantes de dicha corporación, engrosen las filas de
Guardia Nacional. En su operación no ha sido otra cosa que militares en las
calles; los mismos funcionarios, los mismos vehículos, los mismos despliegues, con
la salvedad de que llevan una cinta en el brazo con las iniciales “GN” (Guardia
Nacional), pareciera que todo el desgaste político, el cabildeo en el poder
Legislativo y los enfrentamientos con la Sociedad Organizada (a la cual jamás
le ha hecho caso el Ejecutivo, y como dijo Don Teofilito; “Ni le hará),
sirvieron únicamente para poner esa cinta. Vaya costo.
Lo más preocupante
de todo resulta ser la política pública en materia de seguridad pública. Las
declaraciones del Presidente de que no aplicara la Ley del Talión, de que “El
fuego no se combate con fuego”, en verdad preocupa. Cuando Calderón rindió su
primer informe habían sucedido 7,000 muertes relacionadas con el crimen
organizado, con Peña fueron más de 12,000, la presente administración al ritmo
que va superará las 22,000. Todos los indicadores señalan que, en caso de
insistir con estas políticas, la administración de Andrés Manuel, será, por
mucho la más violenta desde la revolución mexicana.
Las órdenes que el
Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de México (AMLO), está dando a los
militares de no enfrentar las amenazas de las que sean víctimas ellos o la
Sociedad, puede ocasionarle problemas muy serios en un futuro próximo. Cada vez
van siendo más y más frecuentes las escenas en donde los militares detienen a
probables delincuentes en flagrancia y son rescatados por turbas, que, sin más,
golpean a los militares, dañan sus unidades y los humillan públicamente, todo
por obedecer las ordenes dadas. El argumento del Presidente estriba en que los
militares no enfrentaran al pueblo. De inmediato surgen dos interrogantes;
¿para que dejar en las calles de un país convulsionado por la violencia a los
militares?, y; ¿los delincuentes no son pueblo? Por favor escuche a la Sociedad
Organizada, existen ONG´s, instituciones educativa y expertos en estos temas
que pueden ayudar muchísimo. Escúchelos, debata con ellos y al final, tome
decisiones sesudas. La soberbia mata poco a poco, todavía tiene tiempo.
En México, en
materia de seguridad pública, las Secretarías de la Defensa y de la Marina, son
quizás las mejores evaluadas, y ridículamente, son a las que el Ejecutivo
Federal más esta descuidando.
No se entiende como
el Presidente está amarrando de las manos a quienes pueden ayudar a contener la
violencia desbordada en el país. Los muertos no se pueden esconder debajo del
tapete. En lo que va de su administración se tiene un promedio de 102 muertes
diarias ¿En verdad el Presidente creé que puede siquiera contener estos números
con una política pacífica y de dialogo? ¿No se da cuenta de que hay regiones en
el país que están ardiendo? ¿Quién asesora al Presidente en estos temas? ¿El
Secretario Durazo? ¿Los Secretarios de la Defensa y de Marina?
Señor Presidente si
mantiene al ejército y a las fuerzas armadas con las manos amarradas, no nada más estará dejándolos en criminal
estado de indefensión, estará ocasionando que se pise su dignidad. Usted ha
dicho que el ejército es pueblo y como tal, también tienen derechos humanos,
dignidad y memoria; no pisoteé sus derechos humanos; no ocasione que “el
pueblo” pise su dignidad, porque ellos, los militares, también tienen memoria.
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